Diario de León

Más de 6.500 mayores confinados sin visitas

Los centros se vuelcan en intentar paliar la ansiedad de los familiares con videollamadas y en contrarrestar la soledad de los abuelos con bingos, baile, gimnasia y hasta talleres de elaboración de mascarillas

Videoconferencia para comunicarse con la familia.

Videoconferencia para comunicarse con la familia.

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León

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Las puertas de las 108 residencias para mayores de la provincia se han blindado al exterior para proteger a la población mas sensible al coronavirus: los ancianos. Más de 6.500 abuelos de estos hogares llevan casi dos semanas sin poder recibir visitas de sus familiares, y se mantienen unidos a ellos, en el mejor de los casos, por el fino hilo de la voz que permiten los teléfonos.

Por eso, los gestores de algunas residencias leonesas han disparado su imaginación para entretenerles más y allanarles un camino que todavía no se sabe cuándo concluirá. Talleres de pintura, baile, música o juegos, videos y películas intentan llenar el tiempo de los mayores, ahora que solo ven las caras de los otros residentes y de los trabajadores de las instalaciones. Su personal se ha implicado al máximo para intentar amortiguar el golpe de la soledad, ha ideado videollamadas y sistemas de comunicación que traspasen las paredes de los centros. Algunos reconocen su temor por un posible contagio, pero están extremando las precauciones con las posibilidades materiales que existen, porque faltan guantes, batas, mascarillas.

«Nos encontramos en la situación que nos encontramos, un poco aislados por las medidas que nos mandan y utilizando los hidrogeles, las mascarillas y los guantes que aún nos quedan y nos donan. Además tomamos la temperatura a los empleados al entrar y al salir para prevenir», señala el gerente de Piedras Blancas, Manuel Martínez, donde se hospedan 95 mayores.

Precisamente esta residencia ha ideado un curioso método de abastecimiento de mascarillas. Cuando comenzaron los rumores sobre el avance del virus hicieron acopio de 200, pero se van acabando y existe una escasez de material a nivel nacional. De ahí que las dos terapeutas ocupacionales que acuden a las instalaciones hayan fabricado mascarillas caseras con los abuelos y abuelas recurriendo a todo tipo de productos que tenían a mano, desde sábanas a pañales, protectores de cama y telas, a las que colocan un filtro en el medio. «Es una forma de entretenerles, además», matiza.

Algunas residencias han limitado las llamadas a un horario ante la avalancha de familiares preocupados, pero esta residencia las atiende 24 horas, «porque es una situación especial y entendemos su intranquilidad».Como la mayoría, han habilitado varias habitaciones para llevar a ellas a cualquier mayor que pueda tener fiebre, tos o catarro.

En Santo Martino, donde viven 91 residentes, han optado por dividir a los mayores para que estén más separados unos de otros en varias estancias: un salón grande, uno pequeño y el centro de día, ahora que está cerrado. La animadora ha redoblado su esfuerzo para intentar arrancarles una sonrisa con el bingo, el pasapalabra y la gimnasia. En breve instalarán un sistema de videollamadas, aunque para tranquilizar a los familiares ya han grabado videos caseros que les envían.

En el centro Santa Luisa gestionada por la Diputación «derriban las puertas» con algo similar, videoencuentros entre usuarios y familiares desde el pasado miércoles. La directora, Mercedes Vega, explica que todas las mañanas se ponen en contacto con las familias para informarles de cómo se encuentran sus parientes, la mayoría con más de 90 años, y que puedan hablar, «pero nos parecía que proporcionarles un sistema también para verse serviría para aportar tranquilidad y lo hicimos posible gracias al servicio TIC de la Diputación».En la municipal de San Mamés se anima a los mayores con megafonía, coreografías y juegos en el jardín.

Ante este aislamiento exterior cobra especial importancia la alimentación. El gerente de Lecaser, Juan Francisco Fernández, que se encarga del cattering de 40 residencias en la Comunidad, además de decenas en el resto del país, reconoce «el esfuerzo de los trabajadores sociales, la dirección de las residencias y los cocineros para atajar esta lacra con todo tipo de medidas. El Gobierno ya había prohibido a los proveedores la entrada a los centros y se desinfectaban todos los productos. Incluso por seguridad los no perecederos se dejaban a la puerta en el exterior 24 a 48 horas para evitar un posible contagio en el transporte, pero ahora se ha restringido aún más».

Su empresa posee almacenes y ha hecho acopio de mercancía para tres semanas, de modo que puedan seguir llevando todo tipo de dietas para los abuelos sin alterar el que es intolerante a la lactosa, al marisco... «Los cocineros ya ni siquiera tienen contacto con los auxiliares y se deja la comida testada con todos los controles fuera de la residencia».

Por su parte, la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta ha enviado a los centros una serie de recomendaciones, entendiendo además que las personas a las que atienden son vulnerables y en ocasiones incluso dependientes, por lo que es necesario tener una sensibilidad especial con ellas. «En esta situación de confinamiento es imprescindible dar relevancia al bienestar psicoafectivo, establecer rutinas con los residentes y explicarles claramente cuál es la situación, con apoyo de los trabajadores y potenciando la figura del profesional», indican.

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