Diario de León

Protección para proteger

La mascarilla se hace pret a porter

El uso mayoritario entre los leoneses en la calle se adelanta a la nueva norma del Gobierno

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León

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Entre que la OMS y el Gobierno iban de la recomendación de no usarla a la implantación como indispensable, la mascarilla se ha convertido en objeto pret a porter. Ni el bikini, ni el bañador turbo. La pieza de la temporada, dos meses después de que apareciera como una extravagancia, se salta el protocolo de las pasarelas para asentarse en la calle, antes de que el BOE la imponga hoy como obligatoria en espacios cerrados y en la vía pública cuando no sea posible garantizar la distancia mínima de seguridad de dos metros.

En León, un muestreo rápido resuelve ocho mascarillas por cada diez personas. Pero no todas con la misma uniformidad. Aunque las mayorías se atienen al canon sanitario, las hay con la nariz por fuera, por dentro, como complemento en la muñeca, ajustada en la frente para fumar, con la goma pendiente de una sola oreja, con ella en la nuca para no pegar en el casco, con ella en la sotabarba para cubrir la papada… Y hasta sin ella.

Esperanza Villazala, ayer en la Ancha. MARCIANO PÉREZ

El mercado abastece la demanda del producto desde distintas plataformas. Las hay de Aliexpress, como la que lleva Inés Ibáñez, que también las tiene «quirúrgicas y FPP2», como explica de paseo con su hija Micaela en el carrito, convencida de la necesidad pero mosqueada porque «está todo un poco por definir». Sin ir tan lejos a buscarla, María Gloria Osanz se protege con la que la han dado «un grupo de mujeres de Huerga y de La Milla del Río» y, recién jubilada tras 41 años como enfermera, defiende que «todo el mundo debe ponérsela».A las caseras se apunta Lucía Rodríguez. Luce la que le ha hecho su madre: puro diseño, con fondo blanco y delfines en azul, doble tela y forro para meter dentro «papel de filtro de café», dado que es partidaria de que los modelos profesionales «deben ser para los sanitarios y las profesiones de riesgo». «¿Dónde compraste esa?», le pregunta Esperanza Villazala, mientras sube por la Ancha resignada en que «no hay más remedio que ponerla» y consciente de que se previene «para que los demás hagan lo mismo».

Inés Ibáñez, con el modelo comprado por Aliexpress. MARCIANO PÉREZ

Nadie niega que «son un poco molestas», como admite Irvis Labrador, quien ve que «estas alturas tenemos que hacer lo que nos dicen porque podemos afectar a los demás». La postura la respaldan Javier Acevedo, con el modelo sanitario, y Pablo Pollán, en fondo verde y con la bandera de España arriba a la derecha. No lo niega Santiago Fernández, a la puerta de la joyería, donde bromea con que «el bozal lo lleva la gente porque tiene canguelo»; ni Pedro Yagüe, que apela a «la responsabilidad de cada uno»; ni el cartero Javier Arias, quien lleva dos y alerta de la necesidad de usarla «en ratoneras como la oficina de Correos de Nebrija». No da excusa ni el calor, como concede Javier del Blanco. «A mí con la temperatura del soldador no me entra en bicho»; bromea, pero sin quitarse la mascarilla.

Javier Acevedo y Pablo Pollán, ayer en Burgo Nuevo. MARCIANO PÉREZ

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