Medio centenar de jóvenes, confinados en las residencias de estudiantes

Medio centenar de jóvenes permanecen en dos residencias de estudiantes de León a pesar de que no pueden ir a clase. La situación es excepcional, también para ellos, que por diferentes motivos no han podido regresar a sus casas después de que se declarara el estado de alarma. «La mayoría de los que se han quedado son extranjeros o aquellos cuyas familias son sanitarios o conviven con sus abuelos, que han preferido quedarse aquí para evitar cualquier problema», explica el responsable de la Residencia La Asunción, donde junto con la Emilio Hurtado, se concentran el grueso de los alumnos. Muchos de los estudiantes extranjeros son los que están estudiando en León, a través del acuerdo entre Fly by School y la Universidad de León, para ser pilotos comerciales y que no han podido regresar a sus países de origen.

Los estudiantes mantienen rutinas como el deporte y las comidas, dan ánimo a los sanitarios y aprovechan el jardín . DL

«Mantenemos los horarios y las rutinas para tener una organización, porque la mayoría siguen asistiendo a sus clases online en la Universidad de León». explica Adrián Álvarez, presidente también de la Asociación Residencias Universitarias de León. Por este motivo, explica que en una de ellas, en la que tan sólo se habían quedado dos jóvenes, estos han sido trasladados a un piso aunque siguen recibiendo todos los servicios como si estuvieran en su alojamiento habitual durante el curso.

Adrián Álvarez explica que también han tenido que reorganizarse dentro de las instalaciones. Todos los jóvenes se han agrupado en las habitaciones de la primera planta, donde también están la cocina, la biblioteca y las dos salas de televisión, a fin de ahorrar costes y ser más eficaces en la gestión. A mayores, también se han organizado para realizar otras tareas como la limpieza o las tareas básicas, a fin de mantener un equilibrio en la convivencia, y también en el orden de las diferentes dependencias que ocupan durante estos días de confinamiento.

El primer viernes que se intuía que se iba a declarar el estado de alarma, en la residencia ya no entró nadie. Las familias recogían a sus hijos en la puerta. «Nosotros tenemos a todos los chicos a nuestro cargo y no podemos arriesgarnos», explica Álvarez, quien añaden que ahora tampoco salen a comprar, que les envían la comida y que la recogen, sin contacto alguno, en la puerta.

Ajustes

«Llevo desde el principio confinados con ellos», explica el joven Adrián Álvarez, quien añade que en muchos casos, los responsables de las residencias de estudiantes se han trasladado a ellas con sus familias, a pesar de que se han quedado sin ocupantes, para evitar robos. «Tenemos que actuar como vigilantes», apunta, para añadir que todas se han quedado con el personal mínimo, reduciendo las jornadas, como en el caso del personal de cocinas, y planteando Ertes para afrontar las consecuencias de la pandemia, porque sin clases, la mayoría del millar de alumnos que cada curso se alojan en residencias universitarias ha regresado a sus casas. Los que «resisten», intentan pasar el tiempo lo mejor pueden, aprovechando el jardín, el deporte o la charla con los compañeros.