Diario de León

Patrimonio en Fase 0

Miedo en las calles de Médulas ante la posible avalancha de turistas

Hosteleros y ancianos ahora confinados en este pueblo, que incluso vivieron el problema de la colza, temen verse afectados por las aglomeraciones

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

La brutal belleza de Las Médulas serviría estos días de pandemia para un cotizado lienzo de Monet. Los colores vivos de este paraje turístico, Patrimonio de la Humanidad, lucían ayer en su máximo esplendor. Los pájaros (el mirlo, el malvís, la curruca, el pinzón, el ferreirín, el verderón, el reyezuelo, el ruiseñor y hasta las gallinas) interpretaban su peculiar y fresca sinfonía.

En medio de este jolgorio de naturaleza, con los picachos rojizos de la vieja mina de oro romana apuntando a un cielo plúmbeo, y con un tupido manto de floresta de castaños —de un verde intenso que ciega los ojos— en el pueblo de Médulas no se veía ayer un coche y menos un turista.

En una de sus calles principales, por la que en todo el año pasado el Consejo Comarcal del Bierzo contabilizó más de 100.000 visitas, está paseando Aurelia. Esta mujer de 84 años, nacida en Caldas de Luna (Babia) y con apellidos Fernández González vive desde hace cuatro con su hija en Médulas.

Preguntada por el periodista, es la primera de todos que confiesa tener «miedo» por la vuelta de los miles de turistas, que llegan en autobuses y coches particulares a la zona. «Pensamos que nos pueden traer cosas malas si no vienen ordenados. Es importante que vengan para los negocios. Yo no los tengo, pero sí estoy preocupada por si nos traen ese virus. Ahora vivimos muy tranquilos», resume Aurelia, sentada en una escalera de pizarra.

Hostelera en Médulas

«¡Ante la incertidumbre no arriesgamos y no abriremos, porque ahora tenemos miedo!»

En la casa de al lado, desde el alto de la terraza, se suma a la conversación Aurita Fernández. Tiene 87 años y sabe de primera mano qué es pasarlo mal, porque recuerda la desgracia de perder la salud por la venta del aceite de colza que llegó a los pueblos. No se olvida que fue en la primavera de 1981, fecha que ratifica en esta tertulia de calle el alcalde de Carucedo, el socialista Alfonso Fernández, quien recuerda que aquel año él estudiaba en Madrid la carrera de veterinaria.

Aurita dice que ahora, en todos estos meses confinados en fase 0, no ha visto por el pueblo a un turista. «Lo pasamos mal con la colza y ahora con esto tenemos miedo. Cuando vengan los turistas no sé qué pasará, pero miedo sí tengo», confiesa; para acto seguido enumerar sus achaques de vista, oído y piernas. Interrogada por el periodista por cómo han pasado el confinamiento y si el alcalde les atendió bien en estas semanas difíciles, Aurita responde sin dudarlo: «¡Mejor persona no la hay! El alcalde sí se ha preocupado por nosotros! También me llama todos los días mi nieta». Y acto seguido, Aurita se pasa del castellano al gallego: «Cando veña tanta xente non salgo de casa» (cuando venga tanta gente no salgo de casa) y le pide un favor al alcalde con la socarronería del pueblo: «¡Non deixes pasar os turistas! Pero eu non che digo nada» (no dejes pasar los turistas, yo no digo nada).

El alcalde sonríe y sigue caminando, saludando a los pocos vecinos que hay por las calles de Médulas a esa hora del mediodía (el pueblo tiene hoy un censo de 90 personas para un pueblo que recibe más de 100.000 al año).

Aurita, 87 años

«Lo pasamos mal con la colza y ahora con esto tenemos miedo cuando vuelvan los turistas»

Al final del corazón de este emblemático núcleo turístico aparece Fina Gómez. Es la presidenta de la Asociación de Promotores Turísticos de Las Médulas y regenta un negocio de hostelería, Agoga, donde todos los años da miles de comidas. Desde su balcón muestra su preocupación. Confiesa que ella tiene intereses por su negocio, pero es clara en su diagnóstico y en las previsiones que tiene en mente: «¡Ahora mismo tenemos miedo! Nosotros no abriremos hasta tener plenas garantías de que podemos abrir con seguridad, bien para nosotros, bien para nuestros clientes».

El pase de la fase 0 a la inminente fase 1 de desescalada, lo que permitirá que se puedan mover las personas sólo por la provincia de León, impedirá de momento la llegada masiva de turistas en fechas festivas muy señaladas. Fina Gómez recuerda que hay fiestas como el Primero de Mayo, las Letras Gallegas (Galicia) o San Isidro (Madrid) que hacía que Las Médulas se abarrotasen de gente.

«Este año ya no nos recuperaremos, —estima esta hostelera— porque perdimos Semana Santa y otras fiestas; pero aunque es triste lo que pasa, es una situación difícil para todos. Tenemos miedo ante la incertidumbre por la avalancha de turistas que puedan venir cuando se abra todo. La gente tiene que ser cívica. Ha habido veces que vienen en grandes grupos, se meten en los baños y no puedes hacer nada. Por eso, nos preocupa».

El alcalde señala el cartel que pide al turista que no se suba al castaño. ANA F. BARREDO

Desde la asociación de promotores turísticos de Las Médulas se espera un protocolo de actuación del Gobierno y de la Junta. El alcalde de Carucedo indica y confía en que este paraje Patrimonio de la Humanidad será tenido en cuenta por las administraciones con medidas especiales de seguridad. Él lo sabe mejor que nadie, dado que perdió en esta pandemia a dos familiares.

Fina Gómez no quiere ni imaginarse tener que trabajar en agosto con mascarillas, rememorando los casi 40 grados que tuvieron un día. «Yo de momento no abro ahora. A la hostelería nos tocó lo peor. Con fronteras cerradas, de la provincia pocos vendrán. Así que, calma», zanja.

tracking