Diario de León

Miguel Vergara, un gigante cárnico que mueve cada año 40 millones de euros

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j.m. campos | cistierna
León

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El control exhaustivo del proceso de producción es el principal activo de la empresa vallisoletana Miguel Vergara S.L., un gigante del sector cárnico nacional que el año pasado puso sus ojos en Cistierna para resucitar del olvido las naves abandonadas tras el fracaso del proyecto de Enervisa.

Miguel Vergara comenzó su andadura en 1960 y desde entonces ha mantenido intacto su capital netamente español y su apuesta por la continuidad de un equipo humano que alcanza los 250 empleados. Por sus instalaciones, repartidas en Valladolid y otras provincias de Castilla y León como Salamanca, Segovia y Zamora, pasan cada año 30.000 animales que tienen, al menos, una característica en común: el haber pasado por un ciclo de controles de calidad para garantizar la homogeneidad del producto final.

Doce mil de esas reses serán criadas desde este año en la Montaña Oriental Leonesa, en aquellos cebaderos que albergaron en los tiempos de Enervisa 22.000 cabezas de ganado. La empresa vallisoletana no tiene previsto alcanzar este volumen de terneros porque su apuesta por lograr la calidad a través del bienestar animal es el eje principal de su negocio, que mueve al año una media de 40 millones de euros, una facturación en la que se incluye su volumen de negocio nacional y las exportaciones que se están consolidando a través de un Plan de Internacionalización para hacer más firme su presencia en los mercados de la Unión Europea.

Según declaró Miguel Vergara a TVCyL, la decisión de aprovechar las naves del polígono de Vidanes se ha tomado por la intención de la empresa de mantener el negocio en Castilla y León.

Valladolid alberga la sede principal de la compañía, con las instalaciones de despiece que se distribuyen en 5.000 metros cuadrados de superficie y 14.000 metros cuadrados destinados a la refrigeración. La garantía del producto se basa en el modelo de producción europeo a través de una línea de I+D+i en permanente evolución que redunda en un producto avalado con los certificados de calidad y seguridad alimentaria.

El resultado final, tras la producción, transformación y comercialización de la carne de vacuno, es llevar al consumidor todas las líneas de producto, que van desde fileteados hasta platos preparados, a través de los acuerdos firmados con los grandes distribuidores como Carrefour o El Árbol.

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