Diario de León

Situación laboral

"Nos costará 2 o 3 años recuperar los niveles de empleo"

Un trabajador de Nissan durante las protestas tras el cierre. ANDREU DALMAU

Un trabajador de Nissan durante las protestas tras el cierre. ANDREU DALMAU

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María Traspaderne | Efe

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Juan Gimeno tiene "mucha suerte" de haber nacido en una familia sin estrecheces. Por eso, confiesa que se siente en deuda con la sociedad y lleva décadas luchando por conseguir, desde la economía, un mundo más justo.

Este catedrático en Economía Aplicada, que dirigió la UNED durante 8 años, fundó hace 23 años Economistas sin Fronteras, un poco, bromea en una entrevista con Efe, por los "celos" de que "todas las profesiones tenían los sin fronteras", pero sobre todo, ya en serio, para "romper la imagen del economista tiburón que solo busca gastar dinero" y mostrar que otros piensan "en términos de solidaridad".

Para Gimeno (Madrid, 1950), la crisis que nos viene será fuerte y la recuperación desigual, pero sobre todo tiene "pavor" de que pase como en la de 2008, cuando se "reinventó" el capitalismo, no para hacerlo más justo, sino más especulativo. Porque, avisa, nuestro bienestar depende de la felicidad colectiva y "desde el egoísmo individual vamos al desastre".

Economistas sin Fronteras apuesta por una economía más justa y el reparto de la riqueza, ¿esta crisis supone una piedra en el camino para conseguirlo?

Ha puesto en evidencia muchos elementos de crisis que ya existían: la emergencia climática, la burbuja especulativa, las desigualdades crecientes... Todo eso estaba y quizá la crisis haya hecho que muchas personas lo hayan visto de repente.

Todas las crisis son una oportunidad de cambio, pero la inercia tiene mucha fuerza y el peligro es que sigamos igual. Es un momento para que todos reflexionemos y que Economistas sin Fronteras y tantos movimientos que luchan por un mundo distinto, por un futuro alternativo, aportemos ideas y empujemos para que la salida sea hacia el lado correcto y no a repetir los errores.

¿Cómo de preocupados tenemos que estar por lo que se nos viene encima?

Bastante. La crisis que vamos a tener va a ser importante, incluso más que la de hace 10 años. Han confluido muchos factores. Uno evidente: hemos parado dos o tres meses la actividad y eso para algunos sectores y muchas empresas es gravísimo. Va a ser muy fuerte porque vamos a tener un nivel de desempleo que se va a acercar fácil al 20%. Hay otro factor: todo el mundo se ha parado y han disminuido exportaciones e importaciones.

Si a eso se une que tenemos una especial dependencia del turismo y la construcción, significa que vamos a tener una incidencia mayor. Llevamos ya 20 años hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo en España y desgraciadamente pasa el tiempo y seguimos en lo mismo. Necesitamos urgentemente hacer frente a todos los desafíos que teníamos antes de la crisis. Ahora es la ocasión, no de reconstruir lo que se ha caído, sino en la dirección que necesitamos para un desarrollo sostenible.

¿Se parece esta a una situación posbélica?

A mi no me ha gustado mucho que se comparara con una guerra, creo que el lenguaje bélico es agresivo y ver comportamientos políticos con tanta agresividad no me gusta nada. En las primeras semanas, y yo creo que todavía, se dan muchos palos de ciego por parte de todos los gobiernos, de todos los países, porque es algo nuevo.

La crítica mayor que le haría al Gobierno no es que se haya equivocado en decisiones, porque cualquiera lo habría hecho, sino que a veces la información ha dejado algo que desear. Lo que procede es entre todos sacar esto adelante y con el máximo respeto a los que tienen responsabilidades de gobierno, que maldita la hora que les ha tocado afrontar esta crisis.

El Banco de España prevé una caída del PIB de hasta el 12%, ¿comparte esta cifra?

El Banco de España siempre va a prever mucho mejor que yo, por lo tanto supongamos que está bien. A mi me gustaría llevar a la reflexión sobre el propio PIB, que está mitificado absurdamente. El PIB mide la producción de bienes y servicios que pasan por el mercado, pero no mide, por ejemplo, los avances tecnológicos, la economía de los cuidados y tantos aspectos cualitativos que aportan más al bienestar. No cuenta el coste ecológico ni tampoco aparecen la desigualdad, la pobreza y la exclusión social.

Pero en estos dos meses hemos visto otros aspectos del bienestar, hemos disfrutado más de la casa, la lectura y valoramos más el abrazo que nos podamos dar en breve. Estamos descubriendo que existe vida mucho más allá del PIB y que necesitamos cambiar el PIB como índice de cómo va la economía de un país. Es muy importante porque marca objetivos a los gobiernos. Si lo que fuera decisivo para juzgar su función es el índice de paro o el de desigualdad, las políticas serían diferentes.

Ahora que estamos en un contexto de contracción de la economía, ¿cree viable la aspiración de crecimiento perpetuo?

Yo diferencio entre crecimiento y progreso. En las personas, por ejemplo. Crecemos en la infancia y adolescencia, luego paramos de crecer pero seguimos progresando. En las economías hay que aplicar algo parecido. En economías de subsistencia es fundamental crecer, acabar con el hambre y conseguir infraestructuras mínimas. Pero a partir de un cierto nivel ya no nos podemos plantear seguir creciendo, porque es a costa de esquilmar la naturaleza y el despilfarro más absoluto. Los países ricos somos básicamente generadores de basura. Podemos seguir progresando sin necesidad de seguir creciendo, sin tanto consumismo y con un uso más racional de los recursos. Esa es la apuesta.

Se habla de recuperación en V, en U, en W... ¿qué letra le pondría a la remontada?

Va a ser desigual. Va a haber sectores que casi no han estado en crisis y otros que van a salir en V. Y va a haber otros que van a salir en hoz, en una curva primero lenta y luego más rápida. En cualquier caso, en términos de desempleo nos costará 2 o 3 años recuperar los niveles que teníamos y ojalá aprovechemos para revisar todos esos empleos basura, que no garantizaban salir de la pobreza o exclusión social y que es lo mínimo que se puede pedir a un puesto de trabajo.

¿Qué opinión tiene sobre el ingreso mínimo vital y la renta básica universal?

Soy un decidido partidario de la renta básica universal. Creo que el ingreso mínimo vital es un paso importante, pero insuficiente. En nuestra sociedad, con el nivel de bienestar que existe, somos conscientes de que no podemos dejar a gente tirada, pasando hambre, y se han ido montando una serie de medidas para acompañar a las personas cuando se jubilan, pierden el trabajo o están en una situación desesperada. Pero a base de parches que van cubriendo colectivos.

¿No es mucho más lógico, en vez de montar un sistema burocrático complejo, con muchas figuras, con servicios de inspección, hacerlo al revés? Démoslo de antemano a todas las personas de modo que, si surge la necesidad, ya tienen la ayuda. Y luego se va viendo en su declaración de la renta si tiene ingresos y se le aplica la imposición progresiva. Es un sistema mucho más eficiente, más seguro, que llega a la gente que lo necesita.

¿Qué decisiones tomaría si fuera ahora ministro de Economía?

Pondría atención en la emergencia climática como prioridad y en inversiones público privadas. Es también necesaria una pequeña reindustrialización. Ahora hemos visto que se ha hecho una excesiva deslocalización, se ha llevado la producción de temas vitales a otros países y tenemos una dependencia exagerada. Eso debería hacerse desde un planteamiento de producción y consumo de proximidad.

Buscaría consensos con las comunidades autónomas planificando ecorregiones, donde se puedan consumir y producir cosas de proximidad. Eso favorecería el renacer de la España vaciada, una racionalización del transporte, menos consumo energético y la autosuficiencia.

Visualice el mundo 'poscovid' que cree que nos espera y el que le gustaría ver.

Me da miedo que se vuelva a repetir lo de 2008, cuando (Nicolas) Sarkozy salió con aquello de "hay que reinventar el capitalismo", y lo que se hizo fue empeorarlo, hacerlo cada vez más financiero, más especulativo y más endeudado. Me da pavor que en esta revisión acabemos con un sistema quitando controles ambientales, dando prioridad al crecimiento material del PIB y con más empleos basura.

No espero milagros, pero sí al menos que nos demos cuenta de que por el camino que íbamos, íbamos a un mundo con una emergencia climática y una desigualdad cada vez más sangrantes. Es intolerable que en España tuviéramos el 30% de la infancia en riesgo de exclusión social, pone la carne de gallina. Ojalá nos demos cuenta de que la felicidad de los que nos rodean es parte esencial de nuestra felicidad y de que desde el egoísmo individual vamos al desastre. 

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