«Nos toman la temperatura al entrar y al salir y tenemos que mantener las distancias»

El reparto de mascarillas comenzó ayer por los agentes de las policías locales y la nacional a los trabajadores que emplean el transporte público para llegar a sus empleos. El reparto se hizo principalmente en los autobuses para así garantizar que los desplazamientos a los puestos de trabajo también fuesen seguros, como ocurrió en la capital leonesa o en San Andrés. Una vez en el tajo, los trabajadores de empresas más grandes se encontraban con controles de temperatura a la entrada y la salida. «Se ha entrado de uno en uno en el túnel de fichaje, gel para las manos y también turnos para los vestuarios», explicaba un trabajador de una industria leonesa, quien añadía que en las oficinas hay mamparas y que en la línea de producción los operarios pueden mantener la distancia de seguridad.

La reforma del Parador del San Marco comenzó también ayer a recuperar la actividad. Un pequeño equipo de operarios se encargó de preparar los equipos de protección para los compañeros que llegarán hoy de otras contratas y a acondicionarlo todo, como el agua, las luces o la seguridad para arrancar de nuevo. «Es normal que la gente esté nerviosa y sea más susceptible, porque hay que tener mucho cuidado», añade.

En las pequeñas obras la cosa fue diferente. «Estamos intentando volver a la normalidad, pero manteniendo las distancias y en los momentos que no se puede, con las mascarillas, que las cuidamos como si fueran oro en paño», apunta uno de los trabajadores de una urbanización en León, quien matiza que un compañero no ha podido incorporarse a su puesto porque su mujer ha dado positivo. «Es la incertidumbre, el miedo a un enemigo invisible», precisa para añadir que al llegar a casa será estricto con la limpieza de su ropa.