Diario de León

Vaticano

El papa reza por los «santos» sanitarios que luchan a diario contra la pandemia

Francisco I celebra una inusual misa de Jueves Santo con la Basílica de San Pedro casi vacía

El papa ofició la misa prácticamente en solitario en la Basílica de San Pedro. ALESSANDRO DI MEO

El papa ofició la misa prácticamente en solitario en la Basílica de San Pedro. ALESSANDRO DI MEO

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El papa Francisco honró a los «santos» que combaten el coronavirus, sacerdotes servidores o médicos y enfermeros, en una inusual misa de Jueves Santo ofiada en la basílica de San Pedro, prácticamente vacía para evitar contagios. «Hoy querría expresar cercanía a todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa, porque todos somos sacerdotes», empezó el pontífice, en un templo se diría que espectral.

Francisco I basó su homilía improvisada en el concepto del servicio y, por ello, empezó recordado a los sacerdotes muertos por asistir a los enfermos con el virus, que cifró en más de sesenta en Italia, pero también a los médicos y enfermeros que han perdido la vida. Son, como ha repetido en otras ocasiones, «los santos de la puerta de al lado», apegados a la sociedad a la que sirven. Además habló de los sacerdotes que son «calumniados» y que muchas veces «ni siquiera pueden ir por la calle» porque les insultan por los escándalos que han salpicado a la Iglesia, en alusión a los casos de pederastia, aunque no lo citó expresamente.

Y tuvo palabras para los misioneros en tierras lejanas, caídos en las pestes, o los curas que asisten en las cárceles o en el entorno rural y conocen los nombres de todos los feligreses y vecinos, e incluso hasta de sus perros, dijo a modo de anécdota. «Buenos sacerdotes. Hoy les llevo en mi corazón y al altar», dijo el papa Francisco, siempre con semblante muy serio.

Por eso se dirigió a todos ellos para defender la importancia del «perdón» porque, dijo, «todos somos pecadores», y les aseguró que el Señor está con ellos.

El papa ofició esta misa de Jueves Santo, que conmemora la Última Cena e inaugura el Triduo Pascual, prácticamente en solitario dentro de la basílica de San Pedro del Vaticano, debido a las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus. No celebró el tradicional rito del lavado de pies, que en los años anteriores realizó fuera del Vaticano, en prisiones, reformatorios de menores, con discapacitados o ante refugiados.

tracking