Diario de León

Demetrio Carriedo | Jefe de Medicina Intensiva Caule

«La pesadilla no ha terminado, la UCI está al 175% de su capacidad habitual»

Demetrio Carriedo en su despacho de Medicina Intensiva del Hospital de León. MARCIANO PÉREZ

Demetrio Carriedo en su despacho de Medicina Intensiva del Hospital de León. MARCIANO PÉREZ

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Demetrio Carriedo, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital de León, se enfrentó al drama sanitario de la colza como MIR en Valladolid a principios de los 80. Cuando iba a dejar de hacer guardias, sobrevino la pandemia del Covid-19.

—Como intensivista y como responsable del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital de León, ¿cómo vive el drama del Covid-19?

—Estoy viviendo esta pandemia, con gran preocupación, sensación de estrés y gran frustración. Nos hemos enfrentado a una enfermedad infecciosa nueva, con una gran contagiosidad, sin un tratamiento validado y una mortalidad elevada a pesar de todos nuestros esfuerzos. Sabíamos que llegaba, la esperábamos, y aun así nos ha puesto al límite de nuestra capacidad. Por otro lado, y como algo positivo, he visto el enorme esfuerzo y dedicación de médicos, personal de enfermería, y demás profesionales que hacen posible nuestra labor, con un altísimo nivel de profesionalidad y calidad humana. Ver la alegría de los profesionales al retirar el respirador o ante el alta de un paciente resultaba emocionante.

—¿Cuál ha sido el momento más crítico al que se ha enfrentado?

—Fue a finales del mes de marzo, cuando los ingresos en la UCI crecían rápidamente y también morían pacientes a diario.

—En cuidados intensivos la lucha entre la vida y la muerte es una constante. ¿Qué ha marcado la diferencia en el caso del Covid-19?

—En buena medida la diferencia la ha marcado la cantidad y mayor gravedad de los pacientes ingresados. Había muchos pacientes y todos estaban muy graves.

—¿Tuvo que decidir en algún momento entre pasar a intensivos o no a personas por criterios de edad?

—Esta es una pregunta muy reiterada, y quiero que quede lo más clara posible. Independientemente de la crisis actual, es parte del trabajo habitual de los intensivistas, evaluar si un paciente se va a beneficiar o no de ingresar en la UCI. Esto va a depender de múltiples factores. La edad es, desde luego, un criterio importante a considerar, pues se asocia habitualmente con una mayor fragilidad y enfermedades previas, que pueden hacer inútil, a la vez que penosa la estancia en la UCI. Es por lo tanto un criterio importante pero no el único. En nuestro caso, hemos tenido recursos suficientes para ingresar a los pacientes que hemos considerado que se beneficiarían del ingreso en la UCI.

—¿Cuál está siendo la media de estancia de una persona con Covid-19 en UCI?

—Es variable pero en un alto porcentaje supera las 3-5 semanas.

—¿Hay un perfil tipo de paciente? ¿Más hombres o más mujeres?

—El perfil más habitual de los enfermos que han ingresado en la UCI, es el de un hombre con una edad media de 64 años, con hipertensión arterial y diabetes como principales factores de riesgo. Hay un predominio claro de hombres, que en nuestro caso es de 4 a 1.

—Se ha tenido que triplicar o duplicar (según los diferentes datos que ha dado la Junta) la capacidad de las ucis en el Hospital de León. En base a qué criterios estaba establecido el número de plazas? (16 dijeron inicialmente y ahora pone 28.

—La capacidad habitual de la UCI es de 16 camas, y en el peor momento hemos llegado a un máximo de 50 pacientes ingresados. Esto supone un 312% de la capacidad habitual. Para atender esta demanda la UCI tuvo que expandirse hacia otras áreas, del hospital. En el momento actual ha disminuido número de pacientes que a día de hoy son 28, lo que supone, un 175% de ocupación respecto de referida capacidad habitual de 16 camas.

—Con 30 camas de UCis ocupadas a día de ayer en el Hospital de León ¿se puede decir que ha terminado la pesadilla?

—En absoluto. Como acabo de decir esa ocupación supera con creces la capacidad habitual de la UCI, que son 16 camas, y esto hace que sigamos con dificultades para normalizar el funcionamiento del Hospital. Los pacientes actualmente ingresados en la UCI, son pacientes debilitados con una alta estancia y por otro lado, y aunque en mucha menor medida, siguen ingresando pacientes con Covid-19, y de estos un 10-14% precisarán de asistencia en la UCI. Estamos mejor, pero aún no estamos cerca de una situación normal.

—¿Qué previsión están haciendo de ucis de cara a la desescalada para tener preparado un dispositivo adecuado a un posible rebrote?.

—Se está planificando el retorno, aunque sea parcial, a la actividad habitual del Hospital, de forma necesariamente lenta y cautelosa, sin desmontar de momento la estructura creada para la crisis, y pensando en la probabilidad de que el fin del confinamiento pueda generar una segunda onda, de magnitud no predecible aunque probablemente menor. También se está valorando cómo organizar y mantener una estructura permanente que permita en el futuro próximo, convivir con la presencia del virus, de forma que no interfiera o interfiera lo menos posible con la actividad hospitalaria habitual.

Ha tenido a compañeros de profesión a su cargo. ¿Cómo ha vivido la imposibilidad de salvar a alguno de ellos?

—Sí que hemos tenido a compañeros de profesión ingresados y aún tenemos a uno de ellos. El verlos en esta situación, sabiendo que los días previos a su ingreso estaban asistiendo a pacientes afectos de la pandemia, es especialmente penoso y el no poder salvarlos, como ocurrió con uno de ellos, nos crea una sensación de enorme desolación y frustración difícil de olvidar.

—¿Han salido adelante más personas de las que no han podido con el virus en la UCI?

—Si se refiere a la mortalidad producida por el Covid-19, cuando ha sido necesario el ingreso en la UCI, esta es muy elevada, alcanzando hasta un 40% o 50% de los pacientes.

—¿Ha habido pacientes que hayan tenido una evolución sorprendente en atención a su edad o patologías previas?.

—No, no recuerdo de ningún caso en particular de los que usted señala.

El momento más crítico lo vivimos a finales de marzo, los ingresos crecían y morían pacientes a diario

¿Le ha reconfortado el aplauso a los sanitarios de la sociedad?

—Siempre reconforta el agradecimiento y que valoren el trabajo bien hecho, de los profesionales sanitarios, pero me parece más importante que la población siga las instrucciones de las autoridades sanitarias, para prevenir recaídas de la pandemia.

—¿Ve justificadas las acciones judiciales emprendidas por algunos sindicatos y colegios profesionales por la falta de protección a los profesionales de sanidad?

—No entro a valorar las acciones emprendidas por los sindicatos y colegios profesionales, pero sí es cierto que ha habido importantes carencias respecto a los equipos de protección, que se han dado en todos los hospitales y en todos los países afectados por la pandemia. En el caso particular de nuestra UCI, esas carencias no han sido importantes.

—¿Qué porcentaje o número de personas han resultado contagiadas en cuidados críticos?

—Muy pocas, quizás menos que en otros puntos asistenciales. Que recuerde dos o tres personas han padecido enfermedad leve, y otras han sido aisladas por precaución sin ser positivas. En la UCI sabíamos que el paciente era Covid positivo y teníamos equipos de protección individual.

En la UCI ha habido 4 ingresos de hombres por 1 de mujeres por Covid-19, con una edad media de 64 años y riesgo asociado

—¿Qué lección tenemos que aprender como sociedad del Covid-19?

—Que a pesar de los enormes avances de la Medicina, que nos han proporcionado una sensación de seguridad y confianza, seguimos siendo frágiles ante uno de los males más importantes que ha padecido la humanidad a lo largo de su historia, como son las enfermedades infecciosas. Que tenemos que estar preparados, porque estas situaciones han ocurrido ya anteriormente y sin duda se volverán a repetir. Que cuando se utiliza mal y se abusa de del sistema sanitario, no mejora la salud de los ciudadanos, sino que se deteriora el sistema y disminuye su eficacia. Que tenemos que cuidar y mantener un sistema sanitario robusto, lo que incluye además de los mejores avances tecnológicos, algo más importante como son las personas, los profesionales bien formados y bien entrenados. Con plantillas bien dimensionadas y situaciones laborales de estabilidad que eviten la marcha de este capital humano. Son ellos los que van a cuidar de todos.

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