«Pudimos dejar a los niños con los abuelos, pero es duro»

El propio director médico del Hospital de León, Juan Ortiz de Saracho, ejemplifica las complicadas decisiones que deben adoptar estos profesionales respecto a sus familias desde que comenzó la pandemia del coronavirus. El temor a contagiar a sus seres queridos al situarse en primera línea de la lucha contra la enfermedad ha llevado a muchos a alejar de sus hogares a sus hijos, esposas, maridos o padres.

«Yo, en mi caso, mi mujer es supervisora en el Hospital del Bierzo y tuvimos la suerte de poder dejar a nuestros dos hijos con los abuelos hace quince días, pero es duro decirles adiós para protegerles, para evitar riesgos. Ahora les vemos a través de videollamadas todos los días», explica. Otros compañeros se han aislado de sus parejas en habitaciones diferentes dentro de su propio domicilio o han optado por viviendas separadas, como ha ocurrido con varias mujeres embarazadas.

Junto con el mayor o menor desarraigo familiar, lo que sí efectúan todos los profesionales es el lavado de manos frecuente. También evitan tocarse la cara, gestionan guantes, mascarillas y batas y desinfectan las superficies que tocan. «Esta experiencia nos sirve para redoblar aún más el programa de higiene de manos que ya se había puesto en marcha con éxito antes del Covid-19 en el Hospital y las medidas de seguridad para evitar contagios de todo tipo de enfermedades», señala Ortiz.