Diario de León

Solidaridad

«Quiero que Caboalles siga con la residencia»

Nieves Fernández presta sus apartamentos a seis trabajadoras trasladadas a Laciana por el Covid en El Roble

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Dicen que el tiempo pone a cada cual en su sitio. A Nieves Fernández, el tiempo de una intensa vida dedicada a la política —fue senadora por León (1989-1993) y teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Villablino— le puso detrás de una barra y al frente de un establecimiento hotelero en Caboalles de Abajo, su pueblo.

En 2002 abrió El portal de León, un nombre que hace referencia a la situación de Caboalles en el límite con Asturias y una de las entradas a la provincia leonesa. El atractivo de la estación de esquí de Leitariegos, en invierno, y de un territorio con la riqueza de una Reserva de la Biosfera son sus principales valores.

Después de dieciocho años, la crisis del Covid-19 y el decreto de estado de alarma le obligó a bajar la trapa como a la mayoría de los trabajadores autónomos de la provincia y en particular del sector de la hostelería.

Cuando el 30 de marzo, la Junta decide intervenir la residencia El Roble, gestionada por una fundación en su pueblo, ofreció su establecimiento de forma altruista para proporcionar alojamiento a las personas que fueron trasladadas desde otros puntos de la provincia a trabajar en el centro.

La situación de la residencia «asustó al pueblo». La mayoría de residentes resultaron infectados y también varios profesionales que se habían confinado con ellos. Para poder hacer realidad su ofrecimiento se puso manos a la obra a organizar un sistema de desinfección diario alrededor del edifico de apartamentos . «A muy pocos metros tenemos la carnicería, la tienda y un kiosko, así que había que tomar todas las medidas de seguridad para que no hubiera más alarma», explica. Así se lo comunicó a los tres establecimientos después de coordinar con el Ayuntamiento de Villablino la desinfección diaria de la acera y todos los elementos comunes de la zona.

«Todo ha sido complejo, envíamos comunicados a las tiendas para que tranquilizaran a la gente. Ahora pasó el mal momento», comenta. La rutina de desinfección «funciona por inercia», apostilla.

Las seis trabajadoras de la empresa Eulen van de los apartamentos a la residencia El Roble sin más contacto con la población. Nieves Fernández les acerca la compra y se comunica con ellas por teléfono. «Alguna que tiene hijos pequeños decidió quedarse aquí sin volver a casa durante los descansos para evitar riesgos», añade.

La experiencia le ha acercado a la vida de unas mujeres que «cobran sueldos bajos» y tienen un papel destacado, pero invisible, en la atención a las personas mayores. «Con la distancia que hay de Laciana a León, ir y venir todos los días hubiera sido un coste y un riesgo añadido al estrés que ya sufren en el trabajo», afirma.

La solidaridad va más allá de las trabajadoras: «Quiero que Caboalles siga con la residencia», apostilla. Y arrimar el hombro en una situación crítica le ha parecido lo mejor que podía hacer en una crisis que le toca de lleno como empresaria de hostelería. Lo asegura a punto de descolgar el teléfono para pedir que le suspendan el servicio de datáfono del banco. Por facturar menos de lo estipulado le han pasado un recibo de 50 euros, cuenta indignada.

La residencia está agradecida al apoyo que ha recibido en una situación tan crítica, tanto por parte del pueblo y del municipio como de la Gerencia de Servicios Sociales. «Todo el mundo se ha portado muy bien y los familiares en particular han sido maravillos», asegura la dirección. La Junta ha pedido a los establecimientos hoteleros que se inscriban como servicios esenciales para estar abiertos a disposición de los servicios sociales.

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