Diario de León

LA SALUD DE LA MONTAÑA CANTÁBRICA. ECOLOGÍA Y ECONOMÍA

Los recortes dejan sin asistencia a la fauna salvaje de Picos ahora que rebrota la sarna

Se teme un avance de la virulenta epidemia que está diezmando las poblaciones de rebeco y cabra montés.

Rebeco con evidentes signos de sarna hallado en Maraña, Reserva de Mampodre.

Rebeco con evidentes signos de sarna hallado en Maraña, Reserva de Mampodre.

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marco romero | león
León

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Los recortes también empiezan a ser crueles con la fauna. Tanto el Parque Regional de Picos de Europa, gestionado por la Junta, como el Parque Nacional, en manos de Castilla y León, Asturias y Cantabria, están teniendo verdaderos problemas económicos para gestionar el espacio natural más emblemático del Cantábrico. Las reservas de caza de Riaño y Mampodre —un auténtico cortijo vip para las cacerías deportivas de élite— están empezando a prescindir de la asistencia veterinaria y de otras muchas actuaciones orientadas a atajar el brote de sarna que está diezmando poco a poco la emblemática población de rebeco y cabra montés. «Llevamos dos años que no podemos hacer gran cosa, cero patatero», comenta de manera gráfica el responsable de ambas reservas y también de la de Ancares, Juan Carlos Peral.

La falta de medios puede ser en este caso mortífera. Hasta ahora, los ténicos de las reservas lograban inmunizar a 80-90 cabras, ejemplares que al menos garantizaban protección durante doce meses. Estos trabajos esenciales para mantener sanas las cotizadas piezas, por las que un cazador puede pagar en subasta más de 200.000 euros que recaudan los pueblos, ya no se hacen, con efectos imprevisibles sobre estas poblaciones.

La virulenta epidemia que ataca especialmente al rebeco tampoco podrá ser controlada como hasta ahora. Por un lado, la vigilancia que se venía haciendo en las reservas ya no es tan exhaustiva, y ni siquiera abarca las áreas limítrofes. Por otro, las cacerías selectivas con las que se abatía cada ejemplar enfermo son en el presente muy limitadas, tanto que desde la Administración se asegura que «no hay dinero ni para gasolina». Ahora, los celadores sólo disparan a los rebecos que presentan síntomas de sarna bastante avanzada o a los que se encuentran en zonas muy transitadas por el público.

Aunque parezca baladí, el hecho de limitar la caza selectiva de animales en estas reservas provocará consecuencias nefastas. La sarna está afectando en una proporción mayor a los machos que a las hembras, por lo que si no se sigue actuando se producirá un desequilibrio irreversible durante decenios. Queda en el aire, por tanto, un plan de caza selectiva que pretendía actuar incluso en zonas de baja incidencia.

Los recortes también afectan al muestreo de animales abatidos, cuyos restos son enviados al Laboratorio de Sanidad Animal con el fin de comprobar el estado sanitario de las poblaciones de ungulados silvestres de las reservas. Desde el servicio de Espacios Naturales de la Junta subrayan que «no hay que olvidar la importancia que tuvo, tiene y tendrá el brote de sarna de la montaña oriental desde el punto de vista ecológico y económico para los ayuntamientos y juntas vecinales», ya que gran parte de los ingresos, directos o indirectos, proceden de la actividad cinegético-turística.

Por su parte, el director del Parque Nacional de Picos de Europa, Rodrigo Suárez, admitió a este periódico que los recortes de presupuesto han fulminado la asistencia técnica desde hace prácticamente un año, un servicio que se encargaba, entre otros asuntos, del monitoreo y seguimiento de la incidencia de la sarna en el espacio con la mayor protección ambiental de la provincia. Además de lo que pueda suponer para el avance de la epidemia, el hecho de que la asistencia caducara el pasado mes de noviembre también impedirá el volcado de datos estadísticos y su análisis, una herramienta fundamental con la que siempre ha contado el parque.

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