Diario de León

No hay regulación para entrar por la Sima de Perlas

Campana de Perlas por la que se desciende en volado.

Campana de Perlas por la que se desciende en volado.

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a. caballero | león
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Quien quiera entrar por la Sima o Sil de Perlas a la Cueva de Valporquero no tiene más impedimento que apartar la reja. Con volver a colocarla basta. No hay registro alguno, ni permiso, ni regulación por parte de la Diputación Provincial, que es la responsable de la conservación, mantenimiento y explotación del sistema geológico. Un modo de funcionamiento de libre albedrío que deja la seguridad de los espeleólogos a expensas de que otro compañero quede arriba y sepa a qué hora han entrado, o que al Greim y otros profesionales como los de Guheko les salte la alarma cuando ven que un coche permanece mucho tiempo en el aparcamiento y nadie vuelve para ponerlo en marcha.

Los últimos incidentes registrados, con tres rescates en apenas siete meses, hacen que los profesionales del montañismo y la espeleología hayan empezado a demandar que la administración provincial habilite un simple registro, con permisos para entrar, previa petición y sin ninguna tasa, que ayude a reforzar la seguridad de quienes decidan adentrarse por Perlas, al estilo de lo que sucede con los que se adentran por el curso de aguas. Peticiones de seguridad justo cuando ayer se cumplían 25 años de la muerte de dos espeleólogo-buceadores malagueños en la Cueva del Infierno de las Hoces de Vegacervera.

El descenso por la Sima de Perlas es un espectáculo, pero exige un mínimo de pericia en el manejo de las técnicas de la espeleología. La entra descubre un pasillo con 19 metros de rampa por el que se accede al primer pozo. Allí se abre una gran campana por la que se desciende 30 metros en volado, sin apoyos, rodeado de estalactitas. No son las únicas formaciones geológicas grandiosas; habrá más en todo el itinerario, pero con abundancia en el lago, donde se llega después de tirar de rápel, trepar y salvar las estrecheces de paso, que se repetirán en el siguiente pozo, con 30 metros de bajada. Resta aún un último descenso de 50 metros hasta enlazar con el curso de aguas, en las inmediaciones de la Sala de la Prensa.

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