Diario de León

Guardia Civil

«Somos chicos para todo y estamos muy motivados»

Un agente de la Policía Local de Ponferrada entrega una mascarilla a una vecina de la ciudad, después de haber atendido la petición de material de su marido. L. DE LA MATA

Un agente de la Policía Local de Ponferrada entrega una mascarilla a una vecina de la ciudad, después de haber atendido la petición de material de su marido. L. DE LA MATA

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Organizados por las demarcaciones provinciales en las que trabajan, los agentes de la Guardia Civil se han convertido «en chicos para todo» durante estos días de lucha contra la pandemia del coronavirus. Han hecho controles de carretera, se han acercado a las casas de los pueblos para ver si los vecinos que viven solos están bien, han llevado móviles al hospital, medicamentos a las casas y controlado que las segundas residencias en los pueblos continúan vacías. «En los controles escuchas muchas excusas raras y por eso verificamos que las viviendas que habitualmente están vacías siguen así», explican fuentes de la comandancia de León.

«Todos los agentes están mostrando una gran disposición porque ahora es el momento de ayudar a toda la población. Todos están muy motivados porque se trata del trabajo real en el que tratas directamente con la gente», apuntan, para añadir que muchos vecinos les muestran su agradecimiento. Después de muchos días de confinamiento, muchos vecinos que viven solos en los pueblos sólo quieren hablar y para eso, también están los agentes de la Guardia Civil, que dan conversaciones y apoyo, les tranquilizan y les dan su número para que se pongan en contacto si tienen algún problema.

«Vayamos donde vayamos nos reciben muy bien y agradecen la atención», explica el portavoz de la Guardia Civil, para añadir que también se encargan de, además de garantizar que se cumple el estado de alarma, de estas labores «humanitarias» como la atención a colectivos vulnerables, de llegar a los pueblos más recónditos o de ser «el nexo entre aquellos que están confinados con el mundo exterior», como en el caso de las residencias de ancianos donde tanto los usuarios como los trabajadores han decidido no salir del centro para evitar riesgos, acciones similares que también han hecho con los conventos. «Ahora somos el verde esperanza», señalan.

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