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Una superviviente de 105 años

Elisa Velasco ha superado el coronavirus demostrando, una vez más, que la naturaleza humana puede ser extraordinaria y acaba de salir del aislamiento en la residencia de ancianos en la que vive en Ponferrada

Elisa Velasco, acompañada de una de sus cuidadoras, posa para Diario de León al otro lado de la puerta de la residencia. L. DE LA  MATA

Elisa Velasco, acompañada de una de sus cuidadoras, posa para Diario de León al otro lado de la puerta de la residencia. L. DE LA MATA

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Elisa Velasco es una superviviente. Lo es no solo porque ha alcanzado los 104 años y 11 meses de edad conservando buena parte de su independencia y tras una vida de duro trabajo en el campo. Elisa Velasco es una superviviente también porque a sus casi 105 años le ha ganado la batalla al coronavirus, demostrando una vez más que la naturaleza humana puede ser extraordinaria. Tras más de 20 días de aislamiento en la Residencia Las Encinas de Ponferrada, donde vive desde hace un par de años; el pasado lunes dio negativo en el test que le fue practicado para confirmar que había superado el virus. Tenía nada más que un poco de fiebre cuando el 30 de marzo dio positivo y, dado que sus síntomas han sido muy leves, no fue necesario su traslado al hospital, que sí ha supervisado el desarrollo de su enfermedad.

Entre el 30 de marzo y el 20 de este mes, Elisa ha vivido aislada como el resto de residentes afectados por el virus. No obstante y según reconoce su nieto Braulio Álvarez, que para más señas es médico de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital El Bierzo, «lo ha pasado prácticamente sin darse cuenta». Los efectos de la enfermedad en su organismo han sido mínimos y ella se ha mostrado como siempre: fuerte. No cabe duda.

Pocos síntomas

Ha pasado el trance y los más de 20 días de aislamiento con una sintomatología leve

Nacida en el pequeño pueblo de Viñales (Bembibre), allí vivió Elisa hasta los 94 años. Ella sola se arreglaba en casa, con el apoyo de su hija para las labores más pesadas. Siempre ha sido independiente y aún ahora, en la residencia de ancianos en la que vive, se afana en mantener la actividad diaria que le recomienda el médico y le permiten los achaques que tiene. No ve bien y tampoco oye, por eso la comunicación con su familia ha sido imposible hasta el momento. «Nos dieron la opción de hablar con ella por videoconferencia, pero como ni ve ni oye bien, no creímos que fuera lo mejor. Durante este tiempo, nos hemos comunicado con mensajes a través de sus cuidadoras. Ella sabe que estamos aquí», explica su nieto.

Una mujer fuerte

Tiene problemas de oído y de vista por su edad, pero solo toma pastillas para la hipertensión y para dormir

Al margen de las limitaciones auditivas y visuales que tiene a su avanzada edad, Elisa no ha pasado graves trances de salud a lo largo de su vida. Una rotura de cadera e hipertensión que le obliga a tomar «muy poca medicación» conforman un historial médico al que ahora se añade un nuevo triunfo. Tiene más de cien años y le ha ganado la batalla a un virus especialmente desaforado con la población de mayor edad.

Atención recibida

La familia subraya el trato y la comunicación continua tanto de la residencia como del Hospital El Bierzo

Elisa no ha llevado una vida de lujos, sino todo lo contrario. Jubilada por la Agraria, dedicó su vida activa a trabajar junto a su marido, fallecido ya en los años 90. Tenía vacas, cerdos, gallinas, trabajaba las viñas y el campo. De la agricultura y la ganadería vivieron siempre y con eso criaron a sus dos hijos. Ahora son también cuatro nietos y cinco biznietos los que están deseando abrazar a su abuela.

«Con más de 104 años cualquier cosa te puede tumbar. La edad es la que es y somos conscientes de que en cualquier momento le puede pasar algo. Ella también lo es y, de hecho, repite muy a menudo que ya son muchos años los que tiene; pero esta vez lo ha superado y hemos pasado de la preocupación hasta ver cómo evolucionaba a la alegría de confirmar que sigue siendo la de siempre», dice su nieto.

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