Diario de León

Tantos cambios que obligan a una nueva redacción de los documentos

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Buena prueba de los problemas que acarrea esta cautela extrema se vieron en el largo Consejo de Ministros del martes que dio luz verde al plan de desescalada. El documento de los expertos que llegó a la reunión sufrió tal cantidad de cambios que necesitó una nueva redacción posterior. Un contratiempo que motivó además el retraso de cuatro horas en la comparecencia pública del presidente del Gobierno.

El espíritu de la censura En la Moncloa afirman que la urgencia, la velocidad exigida en la toma de decisiones y la complejidad de las mismas motivan que no se transmitan con antelación a los representantes de la oposición, pero la información tampoco llega a los socios de la investidura ni a los presidentes autonómicos, que deben de gestionar las medidas. Las explicaciones no convencen a la oposición, pero tampoco a los aliados.

El portavoz de Esquerra avisó ayer al presidente del Gobierno que la ausencia de diálogo pone en peligro «el espíritu de los 180 diputados de la moción de censura». Gabriel Rufián instó a Sánchez a «reflexionar» sobre su proceder si quiere seguir en la Moncloa. Esquerra ya anunció el lunes que no secundaría la prórroga del estado de alarma, hasta ahora se ha abstenido, si no se dan plenos poderes a la Generalitat en la desescalada. Rufián volvió a poner la advertencia sobre la mesa.

El PNV no intervino ayer en la sesión de control del Congreso, pero su portavoz en el Senado, Jokin Bildarratz, afirmó que «se está complicando» el apoyo de su grupo a la prórroga. Los nacionalistas también echan en falta «un diálogo leal y colaboración» con las instituciones vascas. El PNV ha estado al lado del Gobierno en las tres ampliaciones del estado de alarma, pero no es descartable que en la cuarta, que se votará el próximo miércoles, dé la espalda a Sánchez.

Si las amenazas firmes o veladas se hacen realidad, el Gobierno no lograría el aval parlamentario porque a los 60 votos en contra de hace una semana de Vox, Junts per Catalunya y la CUP, habría que sumar los 89 del PP, los 19 de Esquerra, EH Bildu y BNG, los diez de Ciudadanos y los seis del PNV. En total, 184 si no hay más cambios de postura de formaciones minoritarias. Suficientes para echar por tierra los planes de Sánchez para la desescalada.

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