Diario de León

Profesiones imprescindibles | Ambulancias

Un trabajo que añade carga emocional

La irrupción del virus minimiza el resto de urgencias de 15 a 2 al día, pero genera 30 traslados Covid, «más duros por el miedo que les ves en la cara, porque se despiden y quizas no vuelven»

La ambulancia llega a un domicilio para realizar un traslado.

La ambulancia llega a un domicilio para realizar un traslado.

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«Siempre hemos estado en contacto con la muerte, porque mucha gente fallece en la ambulancia o cuando llegamos a sus casas, pero ésto es más duro por el miedo que les ves en sus caras, por las familias que les despiden hasta siempre, que no pueden acompañarles, que no saben qué pasará...». El técnico de Emergencias Sanitarias Jorge Ferrero Cordero valora así la irrupción del Covid-19 en su trabajo.

Una enfermedad que ha añadido «una gran carga emocional, muy por encima de la física, al trasladar a pacientes que quizás no vuelvan, que no entienden qué sucede y que tienen que ir solos. Algunos compañeros terminan llorando de lo que vemos», reconoce.

El coronavirus ha trastocado también otras rutinas en su sector. Curiosamente, ha minimizado el resto de las urgencias que se venían efectuando, hasta el punto de que se han reducido de las quince registradas de media en un día, a las dos o tres actuales.

El temor al exponerse

«El principal miedo no es a contagiarte, sino a llevarlo a casa. Hemos trabajado casi a pelo»

«La gente tiene un miedo terrible a acudir al Hospital, incluso los casos de personas que sufren hipertensión y que saben que si no se ataja puede ocasionar un ictus, nos dicen cuando llegamos a sus casas que prefieren desplazarse hasta el centro de salud antes que subir al Complejo Asistencial Universitario de León para no contagiarse», indica.

La constatación de la caída de las urgencias no relacionadas con el virus, «que han descendido mucho, nos hace sospechar que la población estaba realizando un mal uso de las emergencias y que muchas no lo eran». También precisa que antes atendían caídas en la vía pública, síncopes, mareos y accidentes de motocicletas, bicicletas o vehículos que, lógicamente, con el confinamiento, han desaparecido prácticamente, al igual que los accidentes laborales. «Solo seguimos acudiendo a ictus, infartos, infecciones..., pero los accidentes de circulación o en el trabajo al estar casi todo parado han desaparecido prácticamente de nuestras llamadas», matiza.

La nueva y extraña enfermedad copa ese descenso con unos 30 traslados al día desde las dos unidades Covid de León, la que pertenece al centro de salud de Eras de Renueva y gestiona 35 localidades de la capital y su entorno y la ligada al ambulatorio de José Aguado, donde él trabaja, que abarca una población de 200.000 habitantes. También suelen incluir, si se necesita, la ambulancia de Trobajo del Camino, que realiza traslados de León capital en ocasiones por cercanía.

Poca protección

«Es una pena que estemos en primera línea y parezca que tienes que mendigar material»

La aparición del virus también ha cambiado los turnos de estos profesionales por el aumento de la presión laboral que ha generado. Antes eran de 24 horas y ahora, de 12. De modo que los trabajadores de emergencias trabajan cuatro días seguidos, dos por el día y dos por la noche, aunque en sus tres jornadas de descanso suelen echar también una mano. «Pidieron voluntarios y la lista de los que se apuntaron fue muy grande, así que solemos reforzar con algún servicio en nuestros días de descanso, porque es una situación insólita y estamos todos muy concienciados de que hay que colaborar», explica.

No obstante y a pesar de la mayor implicación del personal, Jorge Ferrero admite que los medios de protección para la plantilla han sido «escasos», sobre todo, en marzo, y que muchas veces tuvieron «que acudir a pelo, con guantes y mascarilla, aunque el índice de contagios ha sido hasta el momento bajo entre nosotros, por suerte». Le parece una «pena» que, a pesar de estar «en la primera línea de la lucha contra la enfermedad al recoger y trasladar a los pacientes e ir a sus domicilios, parezca que tenemos que mendigar material. Hemos atendido a un montón de gente sin protección», remarca.

En su caso, Epis y buzos llegan de la gerencia de Emergencias Sanitarias ubicada en Valladolid, aunque también han recibido donaciones de mascarillas y pantallas de acetato. «Ahora estamos más o menos bien en cuanto a ropa y material de protección, pero el principal miedo no es contagiarse uno, sino llevarlo para casa», indica.

También confiesa que la sensación inicial cuando empezaron a trabajar con enfermos de Covid-19 fue «de apocalipsis e irrealidad, ahora sientes un poco de tristeza y de ira, porque se veía venir y no se hizo nada». Está convencido de que «se podría haber parado mucho adoptando las medidas antes y el resultado ahora es que está muriendo mucha gente».

Su profesión como técnico de Emergencias, denominación que reivindica frente a la de ambulanciero, es esencial en la batalla contra el coronavirus, al acudir a los domicilios de personas que sufren la enfermedad y ya no pueden aguantar más en sus casas las consecuencias de este nuevo mal que ataca a los pulmones e impide respirar con normalidad. En los vehículos de ‘sucio’, como llaman a los que se usan para el traslado de este tipo de pacientes, van dos técnicos de Emergencias. Uno de ellos conduce. Se desinfectan a diario. Las ambulancias que se emplean para las otras urgencias se conocen como ‘limpias’ y se diferencian para evitar contagios.

El 112 gestionó en toda la Comunidad el pasado año 5.122 accidentes con heridos, 1.081 atropellos, 933 rescates, más de 7.928 incendios de todo tipo y 7.679 agresiones. Números que hoy se han reducido a un puñado. También atendieron 37.135 emergencias sanitarias en la vía pública y otras 88.836 en domicilios que ahora están copadas por el virus.

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