Diario de León

UN SIGLO DEL BANCO HERRERO

Un modelo de negocio

Lejos de la aventura y la especulación, la filosofía financiera de Policarpo Herrero se basaba en la «calma» y en «laborar para recoger fruto más tarde».

El busto que recuerda a Policarpo Herrero en Villafranca.

El busto que recuerda a Policarpo Herrero en Villafranca.

León

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Constituido ante notario en 1911, el Banco Herrero comenzó a operar en el 2012. La entidad se creó «para ocuparse de todas las operaciones de banca y bolsa: compra y venta de fondos públicos y valores industriales, tanto en España como en el extranjero; cobro de cupones, letras, cheques, pagarés y demás documentos de giro, pagaderos en España y en el extranjero, así como su descuento y negociación; compra y venta de monedas de oro y divisas; préstamos y créditos; operaciones de giro; apertura de cuentas corrientes a la vista y cuentas de ahorro, al interés estas del 3% por banqueros principales de París y Londres; así como la apertura de créditos de estas plazas a favor de industriales y comerciantes, y adelantos de fondos sobre mercancías embarcadas».

Cuando se buscó al primer director del banco, se requería que fuese «serio, poco dado a meterse en aventuras, con conocimientos y práctica bancaria en algún banco o casa de banca». Se construyó poco después un edificio en el terreno que poseían entre las calles Fruela y Principado de Oviedo; y comenzó una trayectoria que en aquellos años se consolidó por «la buena acogida entre las clases populares».

En 1919 se abrió la sucursal de Mieres, y el 2 de enero de 1920 abrió a de León, con lo que el Herrero volvía a instalarse en las tierras leonesas en las que había nacido. «La oficina fue abierta en la capital con el fin de extender a la provincia nuestro radio de acción directa», decían entonces, y al poco tiempo mostró «resultados muy satisfactorios, lo que hace asegurar que en el futuro será muy provechosa».

Durante la siguiente década el banco continuó su expansión, y contó con sucursales en León, Palencia, Zamora, Astorga, Benavente, Ribadeo, Arriondas, Cangas de Narcea, Cangas de Onís, Colunga, Cudillero, Grado, Infiesto, La Felguera, Luarca, Llanes, Mieres, Moreda, Navia, Pola de Allande, Pola de Laviana, Pola de Lena, Pola de Siero, Pravia, Ribadesella, Salas, Sama, Langreo, Tineo, Trubia, Vegadeo y Villaviciosa.

A partir de 1945 el decreto que permitía abrir nuevas sucursales impulsó la apertura de nuevas oficinas en Bembibre y Riaño, en 1946; y en 1958 contaban también con oficina La Bañeza, Sahagún, Boñar y Villafranca del Bierzo (de nuevo con los Herrero) en la provincia.

El proceso de expansión se mantuvo en los años siguientes, y en 1984 se inicia una nueva etapa con la adquisición de la Banca Masaveu, dentro del proceso de reprivatización del Grupo Rumasa.

En el año 2000 el Banco Herrero se incorpora en el grupo Sabadell, que ya en 1996 había adquirido el Banco de Asturias; con lo que el grupo catalán se consolida en la cuarta posición del ranking bancario nacional. En el 2003, suma el Banco Atlántico, en el 2006 en Banco Urquijo, al año siguiente da un salto con la adquisición de TransAtlantic Bank de Miami y en el 2009 se hace con Mellon United National Bank. El año pasado continuó su expansión con el Banco Guipuzcoano, y ahora acaba de hacerse con la Caja de Ahorros del Mediterráneo.

Mientras, Banco Herrero ha intensificado en los últimos años su apuesta por el mercado financiero leonés. En el 2010 abrió una segunda zona para la zona de Órbigo y Bierzo, además de la de la capital.

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