Diario de León

El centro Nuestra Sra. del Camino de Asprona abrió las puertas al trabajo con la discapacidad

Un museo sin límites

Una experiencia pionera integra en el Musac a personas con discapacidad profunda

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A. Gaitero
León

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Camilo es una de las ocho personas gravemente afectadas que semana tras semana, y se cumplen ya tres años, entra en el Musac con un grupo muy especial: chicos y chicas del centro Nuestra Señora del Camino de Asprona.

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León se ha convertido en un espacio familiar para estas personas con discapacidad intelectual profunda, algunas con limitaciones físicas añadidas, que protagonizan una experiencia única en España en el contexto de los museos de arte contemporáneo.

«Al principio sólo veían o pasaban por las exposiciones», admite Nadia Teixeira, educadora artística. Poco a poco, paso a paso, el programa Musac Especial, que realiza el Departamento de Educación y Acción Cultural, se ha ido modelando a la medida de estas personas y de sus capacidades. El 95% ni siquiera tienen lenguaje oral, así que su mirada o un gesto con la mano son «la única señal de que empatizan con las obras», explica.

Los colores y formas de Candice Breitz, las espirales de Felicidad Moreno, las animaciones de Eelco Brand, las plantas de Pierre Huyghe, los collage fotográficos de Steven Shearer, la cocina de Blanca Li... se han convertido en recursos artísticos al servicio de la autonomía personal, la comunicación, la educación ambiental, la relación social... y el simple y llano disfrute de la obra de arte, de la compañía y de la curiosidad.

Parte de las obras

«Hemos hecho arte y hemos formado parte de las obras», subraya Teixeira. La experiencia se presentó recientemente en las jornadas de atención a la diversidad celebradas en el Musac. Todo empezó un buen día que Ignacio Medina, educador de Asprona desde hace 23 años, llamó a las puertas del entonces recién inaugurado museo y planteó acudir con un grupo de personas gravemente afectadas. «Pedimos un hueco y el Musac nos acogió muy bien, ahora somos pioneros en meternos en un museo en España», explica.

El museo, agrega Medina, «nos da muchas posibilidades porque nos brinda cantidad de estímulos visuales, táctiles, olfativos, psicomotricidad... y nos brinda la posibilidad de interactuar con el arte». Y con el mundo real, fuera de la residencia y de los centros específicos para personas con discapacidad. «Mi idea es sacar a la sociedad a estas personas cuanto más, mejor», agrega Medina. Si no fuera este el objetivo muchos de los talleres los podrían haber realizado dentro del centro de Asprona en Armunia, donde disponen de aula multisensorial, piscina climatizada... Pero «trabajar en un espacio real significa que se están incluyendo y socializando y es una forma de que la gente los vea y sepa que existen», añade Nadia Teixeira.

Las exposiciones que han desfilado por el Musac en los últimos tres años han adquirido una dimensión más allá de lo retiniano, del ojo que contempla, para este grupo especial y las tendencias artísticas de la estética relacional han servido de acomodo a los objetivos del programa. «Tenemos permiso para que estas personas puedan tocar las obras», añade la educadora consciente de que es una conducta inapropiada en los museos.

El proceso y no el resultado final ha sido el camino elegido para trabajar con el grupo en una experiencia de cooperación permanente entre la educación especial y la educación artística.

Sus primeras fotos

Durante un mes y medio realizaron un taller con cámaras fotográficas, con la única pretensión de que captaran que «cuando tiras una foto es para representar algo: no sabemos si llegaron a ser conscientes de ello o lo hicieron de forma automática, pero lo cierto es que aportaron algo a las fotografías que hicieron», subraya la educadora del Musac.

Era su primera experiencia con una cámara y el taller «fue impresionante», en palabras de Ignacio Medina, a quien pocas cosas del mundo de la discapacidad pueden sorprenderle a estas alturas. Imitaron el proceso creativo de un collage de Steven Shearer en el que aparecían las fotografías de diferentes personajes conocidos por el autor tocando la guitarra.

«Creemos que estas personas también se pueden expresar a través del arte y hacer arte», indica Medina. El trabajo con la cámara fue «muy largo y lento» y es que el sentido del tiempo y las claves y heramientas de la comunicación son diferentes al patrón normalizado.

Otras actividades se diseñaron en función de las capacidades de alguna de las personas del grupo, como el taller de masa de pan que se hizo pensando en María, que es ciega, pero que sirvió a todo el grupo para trabajar las texturas. Este taller de modelado para el que sólo hizo falta agua, harina, sal y pinturas fue una ocasión para que «perdieran el miedo a mancharse y a jugar con la masa».

Para Salva, las plantas de la exposición de Pierre Huyghe fueron la excusa perfecta. Le gustan tanto las flores que durante varios meses tuvo la oportunidad de cultivar y cuidar sus propios claveles chinos en las macetas situadas en uno de los patios del Musac.

La cocina que la bailarina Blanca Li instaló en su exposición homenaje a la danza se convirtió en un campo de operaciones domésticas real para el grupo. Con los ingredientes de una tarta en la nevera y el mantel planchado sobre la tabla de la instalación cocinaron el postre y luego se lo comieron como parte de una actividad para fomentar su autonomía doméstica con el apoyo que precisen.

Otros medios, otros lenguajes

La experiencia con el maquillaje facial fue la ocasión perfecta para reconocer las partes de la cara ante en un espejo y divertirse al mismo tiempo. Claire Rojas proporcionó, la inspiración para realizar un collage con telas a partir de la exposición que realizó tomando como base la técnica del patchwork tradicional de su tierra, Ohio, y una mirada feminista y transgresora.

Con Eelco Brand y sus animaciones digitales dentro de la exposición Globos Sonda comprobaron que el sonido «funciona muy bien» con las personas gravemente afectadas por una discapacidad. El sonido del agua, del viento... atrajeron su atención de manera especial.

En cambio, hubo otras experiencias menos exitosas, como la idea de trabajar con marionetas pues se demostró como una actividad «por encima de sus posibilidades y tuvimos que ayudarles mucho, cuando lo que se busca es que tengan la mayor autonomía posible».

Pero también fue un aprendizaje: a partir de ese «fracaso» decidieron hacer una marioneta más asequible a sus capacidades tomando como referencia la silueta de Agustín y como fuente de inspiración

de Néstor Sanmiguel.

El Musac Especial está ahora de vacaciones, a la espera de que se abra el nuevo período expositivo y se puedan reiniciar los talleres cada semana en los espacios del Departamento de Educación y Acción Cultural y con artistas.

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