Diario de León

la última de la cabrera Una carretera olvidada

Una carretera de miedo

La carretera más larga de la red provincial, de 42,5 kilómetros entre Corporales y Odollo, es la única de La Cabrera que está pendiente de ensanche y arreglo integral.

luis de la mata

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ana gaitero | león
León

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«Cuando paramos junto a la cantina de Catroquilame (doscientos cuarenta habitantes a la sombra de una fortaleza romana) hemos avanzado siete quilómetros y ha transcurrido media hora. Se acabó el coche. Hay que entrar a pie en La Cabrera...». Hace 50 años, el escritor Ramón Carnicer recorrió a pie La Cabrera Baja. No había otro remedio. Entonces, «los viajes no se miden por quilómetros, sino por horas de camino», dejó escrito en el memorable libro que tituló Donde las Hurdes se llaman Cabrera .

Ninguna carretera había llegado a los confines del suroeste leonés. El asfalto se estrenó con la democracia. Primero le tocó el turno a la carretera de Castrocontrigo a La Baña, que tardó más de medio siglo en completarse. La carretera de Corporales a Odollo, actualmente la LE-7311, fue una de las últimas.

«Cuando llegó la carretera a la gente le entró la enfermedad de marchar», recuerda Graciano González, vecino de Saceda, uno de los pocos que se quedó. Fue hace treinta y pocos años. Su hijo mayor no tenía más de cuatro años. «La gente decía que iba a colgar un jamón para que la carretera no pasara por sus huertas», dice socarrón.

La carretera, al fin, llegó. Y se llevó las tierras y la gente se fue. El municipio de Castrillo de Cabrera, por el que transcurren la mayor parte de sus 42,5 kilómetros es el menos poblado de la provincia en relación a su terrotorio. Roza los 150 habitantes.

La LE-7311 es la carretera de mayor longitud de la red provincial, con un total de 3.200 kilómetros de viales. Corta la montaña a media ladera y su ancho en ocasiones es inferior a los cinco metros, según datos de la Diputación provincial.

Cincuenta años después del viaje de Carnicer tampoco se pueden medir los viajes por esta parte de La Cabrera, la que sigue el curso del río que da nombre a la comarca, por los kilómetros. «Estamos en el tercer mundo. Cuando voy de Odollo a León, que es donde tenemos que ir al hospital, tengo que salir una hora antes de lo que se calcularía por la distancia», asegura Antonio Fresnadillo, pedáneo de Odollo.

Menos de 40 km por hora

Las señales prohíben conducir a más de 40 kilómetros por hora en la mayor parte del trayecto y para los lugareños, que la conocen como la palma de su mano, es difícil pasar de los 50 kilómetros hora en los tramos no limitados. «Necesita un ensanche como hicieron en la de La Baña. Se lo dije a Carrasco en León, pero me dijo que mientras tuviéramos alcalde socialista, nada», asegura.

El alcalde de Castrillo de Cabrera, Tomás Blanco, se ha cansado de enviar escritos a la Diputación provincial, aunque con el último consiguió que se realizaran algunas reparaciones superficiales en el tramo comprendido entre la intersección con la carretera LE-7207, de Quintanilla de Losada a Nogar, y Odollo por importe de 40.000 euros. «Para el año 2013, si las disponibilidades económicas y las necesidades de la Red provincial lo permiten, se tiene previsto completar las actuaciones iniciadas una inversión realizando una inversión estimada de 45.000 euros», subraya un informe realizado por el servicio de Fomento de la Diputación.

Durante este año se han invertido otros 120.000 euros en arreglos de carreteras en La Cabrera Baja, todas ellas dentro del municipio de Encinedo. En concreto, se trata de los accesos a Forna, Trabazos, Castrohinojo, Santa Eulalia de Cabrera y a la ermita de Viforcos. En total, la brigada de conservación de Astorga ha acondicionado casi diez kilómetros que mejoran los accesos a dichos pueblos. La LE-7311 es la pariente pobre de todas las carreteras de La Cabrera.

La Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León ha invertido entre 2004 y 2010 un total de 11,4 millones de euros en la carretera LE-126 en los tramos de Truchas-La Baña, la variante de La Baña y desde aquí hasta el límite con la provincia de Orense. Es evidente, por el estado del firme, que la comunidad gallega no ha hecho lo propio con su parte de la carretera. Está bastante maltrecho por el paso de camiones cargados de pizarra.

Por otro lado, la Junta ha invertido otros 10 millones de euros, entre proyectos, expropiaciones y obra, en la carretera LE-164 en los tramos de Pombriego a Silván y de esta localidad a La Baña.

De la carretera de Corporales por Castrillo de Cabrera hasta Llamas de Cabrera se limita a señalar que «esta carretera no es de titularidad autonómica», puesto que pertenece a la Diputación de León. No obstante, el Plan Regional de Carreteras vigente hasta el 2020 prevé una inversión de 14 millones de euros para su acondicionamiento.

«Se han hecho mejoras en todas las carreteras de La Cabrera menos en ésta, ¿de qué nos valdrá si la hacen en el 2020?», lamenta el alcalde de Castrillo de Cabrera, Tomás Blanco, del PSOE. «He solicitado su arreglo y lo seguiré haciendo», asegura el diputado provincial del PP y alcalde de Encinedo, José Manuel Moro.

La gente se queja

El pedáneo de Castrillo de Cabrera, Álvaro Rodera, insiste en la necesidad de «ensanchar la carretera y limpiar las cunetas de maleza». «La gente se queja mucho y los que vienen de Madrid ya prefieren venir por Ponferrada y Puente de Domingo Flórez que por La Bañeza» debido a la angostura y al mal estado de la carretera que baja por Peña Aguda desde Corporales.

También las personas que han ido a visitar la exposición de las fotos del viaje de Ramón Carnicer a La Cabrera, que estuvo en agosto en Castrillo de Cabrera, se han quejado de la peligrosidad de esta carretera que tiene precipicios de hasta 800 metros sobre el río Cabrera y apenas unos metros protegidos con quitamiedos.

Los que menos miedo tienen a la carretera son sus usuarios cotidianos. La cartera de Castrillo, Isa Rodera, se recorre a diario con su coche 110 kilómetros. La mayor parte discurren por la LE-7311 entre Odollo y Corporales.

«En algunos sitios hay quitamiedos, pero la carretera es tan estrecha...». Cuando ve los camiones, para. Los trabajadores de las canteras tampoco se arredran ante el peligro del vial. Sobre todo por las tardes. Quieren llegar pronto a casa. «Bajan como balas», comenta el pedáneo de Odollo. Otro problema de la carretera son las placas de hielo, sobre todo en la parte de Peña Aguda y en Castrillo de Cabrera.

«La carretera bajaba por el Solano desde Corporales hasta Saceda, pero el cura de Nogar, para tenerla más cerca de su pueblo, la echó por el Abesedo y va toda por la umbría», lamenta una y mil veces Graciano González, con la esperanza de que algún día se asfalte la pista forestal que surca el trazado original sea asfaltada algún día.

Ramón Carnicer realizó su viaje por caminos aún peores. Algunos están perdidos, pero otros se conservan como algún tramo en Llamas y las antiguas sendas de Castrillo de Cabrera a Saceda y de Saceda a Nogar.

­«¿Qué le parecería si atajáramos derecho por ese monte?», propuso con cara burlona el cura don Manuel a Ramón Carnicer mientras caminaban en dirección a Odollo. «No estaría mal, si fuéramos cabras», respondió el viajero con el mismo gesto.

La carretera actual, aparte de las necesidades de la población local y de la industria de las canteras —hay sendas pizarreras en Odollo y en Marrubio— es imprescindible para quienes quieran seguir los pasos de Carnicer por La Cabrera.

La Diputación provincial y el Ayuntamiento de Encinedo patrocinan la guía La Cabrera, tesoro escondido con motivo de la efeméride y para promocionar la ruta literaria que mucha gente hace con el libro de Carnicer. La foto de la portada de la publicación tiene como protagonista la carretera de Castrillo de Cabrera, apenas una línea sinuosa en la inmesa montaña.

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