Diario de León

miñera custodia el cámbrico Un pequeño museo, pero único en el mundo

Un viaje de 540 millones de años al mar de Luna

Miñera de Luna cuenta con el primer museo del mundo sobre la explosión de la vida en el Cámbrico y busca fondos para abrirlo al público con un guía cualificado. El pantano de Luna enterró la memoria de dieciséis pueblos, al tiempo que las obras de las carreteras sacaron a la luz el mar que fue hace 540 millones de años. La ciencia ha encontrado un centenar de especies de cuando surgió la vida animal en la Tierra, de las cuales 17 son nuevas y llevan nombres barrienses. Es un hito mundial de la vida en el Cámbrico desconocido en León

El alcalde de Barrios en el museo de Miñera.

El alcalde de Barrios en el museo de Miñera.

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ana gaitero | miñera de luna
León

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El viaje comienza en Miñera de Luna, un lugar que no figura en el mapa, y llega hasta hace 540 millones de años a través de las rocas de Luna. No es una ficción. Miñera existe. En la memoria y a la orilla de la carretera. Hay un cartel indicativo, entre Mirantes y Barrios de Luna, muy cerca del Club Náutico del pantano de Barrios de Luna.

De tierra sumergida ha pasado a ser la capital mundial del Cámbrico, con renombre internacional en la ciencia porque ‘parió’ uno de los tres hitos de la vida en la Tierra. Hace 540 millones de años, mientras los continentes se fracturaban y el oxígeno se colaba en la atmósfera, asistió a la explosión súbita de la vida animal.

Las rocas abiertas en canal al hacer las dos carreteras que rodean el pantanosacaron a la luz un rico inventario de la vida de trilobites y otros artrópodos primitivos a través de sus fósiles. «Desde que era niño hemos visto venir por aquí a geólogos holandeses y alemanes estudiando las rocas», comenta el alcalde de Barrios de Luna, Jesús Suárez, sorprendido por la ausencia del nombre de Miñera en el mapa de carreteras de la Diputación.

En Luna nada es lo que parece. Las montañas que hoy se miran sobre las aguas del pantano con sus bosques de sabinas y enebros eran un lecho marino en aquel remoto tiempo. El pueblo de Miñera, perteneciente al municipio de Láncara, desapareció oficialmente bajo las aguas del pantano junto a otras 15 localidades en el verano de 1951. Cinco años después sería inaugurado para dar riego a las tierras del Páramo leonés.

De Miñera de Luna quedaron algunos terrenos y la mina de mercurio que se explotó hasta hace unas décadas. El edificio administrativo de la explotación se ha rehabilitado y transformado en el Centro de Interpretación de la Explosión de la Vida en el Cámbrico. En apenas 80 metros cuadrados se condensa la historia de una de las etapas más apasionantes de la evolución de la vida en la Tierra. Un aula con información suficiente para dar tres cursos de Geología y la necesaria para mostrar a estudiantes de Primaria una clase práctica de las características físicas de la Tierra y el surgimiento de la vida animal.

El centro de interpretación se ha ejecutado en los dos últimos años con un presupuesto de 120.000 euros financiado por fondos Leader del grupo de acción local Cuatro Valles. Pero aún no podrá abrirse al público de manera permanente por falta de dinero para contratar a una persona cualificada. «La idea es que haya una persona que lo enseñe y puedan visitarle alumnos de universidades de Castilla y León, Asturias, Zaragoza y alumnado de ciencias naturales de la provincia», explica Eladio Liñán, catedrático de Paleontología de la Universidad de Zaragoza que lidera los trabajos de investigación sobre el Cámbrico en Barrios de Luna y que ha asesorado el proyecto museográfico.

«Se le puede sacar mucho partido para dar una clase in situ de ciencias naturales y hacer una excursión a un lugar excepcional», añade el científico. En Los Barrios de Luna «se han definido todas las formas geológicas del Cámbrico que luego se han encontrado en otras zonas de la cordillera», subraya.

Los macizos de Herrería, Láncara, Oville y Barrios son una secuencia de edades ancestrales en lo que hoy es corteza terrestre y antaño fue mar. Herrería marca un tiempo de hace 540 a 520 millones de años; Láncara, de 520 a 502; Oville, de 502 a 500 y Barrios se sitúa en la franja de 500 a 482 millones de años. Las rocas sedimentarias que predominan en Luna son una mina de fósiles incrustados en la sucesión de depósitos desde el principio hasta el final del Cámbrico. «Es muy difícil encontrar algo tan completo en Europa para estudiar la explosión de la vida animal en la Tierra», indica Liñán.

El centro de interpretación de Miñera es humilde, pero único. «Es el primero que se hace en el mundo sobre la explosión de la vida en el Cámbrico, que no es sólo uno de los tres hitos más importantes de la Tierra pues en el tiempo geológico se habla de antes y después del Cámbrico», agrega.

El discurso museográfico comienza con las capas de la Tierra, explica los continentes y su desplazamiento. Prosigue con la corteza terrestre, los tipos de roca y los procesos químicos y físicos que se van registrando en ella. Define los tipos de rocas (ígneas, sedimentarias, metamórficas) y explica cómo se forma la región Cantábrica hace 300 millones de años.

Después se recrea el ambiente de la explosión de la vida en el Cámbrico en los diferentes macizos. En todas las formaciones hay trilobites, los primitivos artrópodos que surgen en las profundidades marinas. Son seres diminutos que miden desde unos pocos milímetros a 65 centímetros aunque la mayoría de estos artrópodos marinos del Palezoico oscilan en medidas de 3 a 7 centímetros. Su nombre se debe a la distribución de su esqueleto en tres lóbulos. Tenían esqueleto externo y dos ojos compuestos, en algún caso con lentes sensibles a la luz para detectar movimiento.

Vivieron en mares poco profundos que cubrieron áreas del planeta que hoy son masas de tierra como las montañas cantábricas luniegas. Se han descrito casi 4.000 especies, de las que 100 se han encontrado en los ricos yacimientos de Barrios de Luna. Entre todas ellas, un total de 17 se encontraron por primera vez en Luna y fueron bautizadas con nombres que aluden a Luna, como el trilobites Lunolenus lunae, a Barrios, caso del equinodermo Lignanicystis barriosensis o el molusco Protowenella lancaraensis.

Los trilobites se extinguieron, Pero los artrópodos surgidos hace más de 540 millones de años son el grupo dominante en la biosfera actual. El Cámbrico marca un antes y un después en la vida en la Tierra. Geológicamente pertenece se produce en el eón fanerozoico, en el que aparecen con toda seguridad los primeros animales y los ecosistemas son muy parecidos a los actuales. Con anterioridad, hay que referirse primero al eón hádico, de hace 4.000 a 2.500 millones de años, cuando se forman la Tierra, la Luna y aparece la vida. En el eón arcaico nacen los primeros organismos con células sencillas, como algas y bacterias, y en el eón protezóico (pre-Cámbrico) aparecen los primeros organismos microbianos, con una célula eucariota y núcleo.

«Los tres hitos de la historia de la vida en la Tierra son el origen de la vida, la aparición de los animales y el origen del hombre», apunta el científico. Así que la explosión de la vida animal en el Cámbrico, hace 540 millones de años, convierte a Barrios de Luna en una «localidad excepcional» para la ciencia. Su equipo de investigación culmina en el 2015 un trabajo de referencia mundial que desvelará nuevas especies animales, como el Luna agraulus , un nuevo género de trilobites de los más antiguos.

En el centro de interpretación se pueden ver en los fósiles que se exponen. Hay ejemplos de todas las especies encontradas en Barrios de Luna. Las causas por las que la vida brotó de manera tan súbita en la Tierra tienen que ver con fenómenos geológicos extrínsecos como la fracturación de los continentes, el ambiente más cálido y la consecución de una atmósfera con un 30% de oxígeno.

Como consecuencia de estas circunstancias aparece en las formas de vida «un proceso generalizado de esqueletización (fosfato cálcico) con esqueletos internos o externos que les permite aislarse del medio y defenderse de depredadores», explica. Otras causas son intrínsecas y apuntan a la cadena genética: «Las innovaciones producidas por las causas extrínsecas eran lo suficientemente prácticas para incorporarse y transmitirse», agrega el catedrático y académico de Ciencias Sociales.

Las inhóspitas montañas calizas, sobre las que permanecen arraigadas las sabinas, se miran en el pantano y reflejan sobre el agua el útero marino que dio a la luz a la vida animal. Y Miñera existe.

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