Mi bar a Diario
Los Pelayos, el mundo entero en un pincho de tortilla
Santi Rodríguez lleva 32 años en Los Pelayos. Y matiza: «No soy dueño del bar, soy empleado». Con todo, ha conocido las últimas edades de la plaza de las Palomas, y ahora esta actualidad en la que dicta maestría. j. f. salvadores
Ahí, donde no se me ve en la barra de Los Pelayos, me he tomado algunas de las mejores indecisiones de mi vida. He seguido adelante, como dice ese LeónLevanta de este periódico que es una propuesta en plural. Como ese: ¿una más?, que sugieren los bares cuando se está bien y entonces no hay duda de que esta vida pide otra. En Los Pelayos, Santi Rodríguez significa 32 años de bar y de su vida.
Desde los tiempos del mítico Boli hasta este nuevo lustro en el que ha recuperado la importancia de un bar en el que habrán tomado café todos los alcaldes de la ciudad y en el que si las paredes hablaran se quedarían calladas, que es como mejor están las de un bar que se precie.
Ahí, en Los Pelayos he escrito tanto de pie que puede que este artículo ya estuviera empezado. Ahora son tiempos de cambios, de muchas más sombrillas, más terraza que nunca y más instrucciones. Pero cuando sale ese café perfecto con tortilla imponente y el periódico se arrima para comenzar el día, en manos de Santi uno piensa que merece la pena salir de casa y leerse el mundo entero en un pincho