
Según la RAE «desmán» significa exceso, desorden, tropelía o desgracia. Pero la acepción que aquí interesa es la del mamífero acuático que vive en los ríos más limpios de las montañas leonesas. Su aspecto es peculiar, muy peculiar. Familiar del topo, pero con trompa para detectar los macroinvertebrados acuáticos de los que se alimenta, patas traseras palmeadas y larga cola para bucear, y un pene cual cuerno en miniatura, hacen del desmán un tipo raro entre el bestiario leonés.
Hasta hace poco conocíamos a esta joya faunística como desmán de los Pirineos, debido a que en Pirineos franceses fue donde los científicos comenzaron a estudiarlo allá por los 70´s del siglo pasado. Esto quedó bien reflejado en su nombre científico, Galemys pyrenaicus. A medida que se profundizó en su conocimiento, se vio que su rango de distribución mundial era Pirineos y demás montañas del norte de la península Ibérica, desde el sistema Central hasta la cordillera Cantábrica. Desde entonces su nombre vulgar pasó de ser desmán de los Pirineos a desmán ibérico.
Este raro género de mamíferos, Galemys, presenta en la actualidad una única especie viva, nuestro desmán ibérico, o al- MÁS QUE PÁJAROS SL. mizclera, como la llamaba mi abuela, debido a que presenta una glándula de almizcle en la base de la cola. El resto de especies conocidas del género Galemys existen sólo en el registro fósil. El desmán es un fósil viviente. Su pariente vivo más cercano es el desmán ruso, Desmana mochata, perteneciente a otro género, de cuerpo más grande que el ibérico y habitante de aguas pantanosas, más paradas que las corrientes de montaña que le gustan al nuestro. Es tan especial Galemys en biología, que la Sociedad Española para el Estudio de los Mamíferos (SECEM) ha llamado a su revista científica Galemys.
Vive en las cabeceras de los ríos de montaña desde La Cabrera, hasta Picos de Europa. Es prácticamente invisible para los ojos humanos ya que está activo fundamentalmente de noche. Es inquieto e incapaz de permanecer en reposo una vez que comienza su actividad. Durante el día reposa en agujeros de la orilla o bajo raíces de árboles. Las pocas personas que lo han visto suelen ser pescadores y habitantes de pueblos de montaña, que de tanto cruzar el puente y ojear las truchas, alguna vez la suerte les concedió ver un desmán. Entre esos pocos afortunados está mi amigo Félix, que a diario comprueba que todo funciona en su centenaria fábrica de luz de Fasgar, y más de un par de veces al año disfruta de un desmán buceando en las cristalinas aguas de su pueblo.
El desmán se estudia por su rareza, por su riesgo de extinción y porque es un bioindicador del cambio climáticos. Las poblaciones del sistema Central están casi desaparecidas. En León, pantanos, presas, obras hidráulicas, limpieza de cauces y contaminación, borran kilómetros desmaneros. Río manipulado por el hombre, río vetado para Galemys. No es el desmán ni tropelía ni desgracia, sino más bien, el brocamantón del bestiario leonés que debemos conocer.