Un 4 latas y siete cambios de reloj

Hace falta osadía y, tal vez, una pizca de locura para atravesar un tercio del globo terráqueo, por algunos de los lugares más inhóspitos del planeta, en un Renault 4 TL (4 latas) de 1978 sin asistencia mecánica y/o logística de ningún tipo. El Mongol Rally es una de las aventuras más extremas que existen en el mundo y Javier Álvarez —el ‘Ja’ de la bodega berciana Almázcara Majara— dedicará cuatro semanas el próximo año a recorrer los 12.000 kilómetros que separan Barcelona de Ulán-Udé (Siberia). Lo hará junto a su amigo Alfonso Fernández para cumplir un sueño que tuvo que abandonar hace ahora doce años. El motor del Cuatro Latas, que ya están acondicionando, comenzará a rugir el 14 de julio en la capital catalana, aunque la salida oficial de este rally benéfico con quince años de historia será el 17 de dicho mes, previsiblemente en Praga.

Barcelona-Francia-Suiza-Austria-Alemania-República Checa-Bielorrusia-Rusia-Siberia-Mongolia-Ulán Udé. Este es el recorrido que Javier y Alfonso tienen previsto realizar en un coche que para nada cumple con los estándares de un vehículo de rallies. Ninguno de los cerca de 400 que participan en esta experiencia, procedentes de varios países de Europa, lo son. Ahí radica parte de la locura. «Es, probablemente, la mayor aventura automovilística que existe en el mundo: Atravesar un tercio del globo terráqueo, cambiar de hora nuestros relojes siete veces, sin asistencia por zonas de miles de kilómetros deshabitados, valiéndonos de nosotros mismos y de nuestra imaginación», explicó Javier Álvarez. «Es una espina que tenía clavada y en la edición de 2022 podré cumplir mi sueño», añadió.

Detrás del Mongol Rally hay una retahíla de valores diferentes. Cada uno lleva el suyo, pero hay uno compartido y es solidario. Los participantes en esta experiencia deben realizar una donación económica a una oenegé. «Nuestra aportación, de 2.000 euros aproximadamente, será para Save the Children, una organización que se ocupa del bienestar de niños en los países más olvidados del mundo», destacó Javier, emocionado ya por lo que se viene aunque quede más de medio año. Sobre todo porque la preparación para algo tan intenso lleva su tiempo. Un tiempo del que están haciendo partícipes también a sus seguidores en redes sociales. «Queremos que vivan nuestra experiencia no solo durante la duración del rally, sino también durante la preparación, con los arreglos del coche, los visados, la búsqueda de los materiales para la travesía, etcétera», apuntó.

Lo que no faltarán en el Cuatro latas, además de piloto y copiloto, serán una bandera del Bierzo y unas cuantas botellas de vino y vodka de Almázcara Majara que, dicho sea de paso, comparte filosofía con la aventura que están a algo menos de siete meses de iniciar: «Cumplir sueños, que nadie te diga que eso no se puede hacer, sentirnos vivos y poder explicarlo a nuestros amigos», dice un hombre que vive en un velero. También con esto encuentra Javier similitudes. «No lo veo muy diferente a atravesar océanos sin saber lo que vamos a encontrar», explicó.

Ningún tipo de seguridad, ninguna regla establecida más allá de la benéfica y de las particulares características de los coches, ningún apoyo, montaña y desierto. Eso es el Mongol Rally.