Diario de León

Sanidad

La AECC lidera la lucha psíquica con el cáncer con cien personas en terapia

Diseña un plan para trabajar de forma coordinada con los centros de salud a partir de octubre

La coordinadora de voluntariado de la AECC, Tatiana Carballo, y la psicóloga Tamara Prieto. L. DE LA MATA

La coordinadora de voluntariado de la AECC, Tatiana Carballo, y la psicóloga Tamara Prieto. L. DE LA MATA

Ponferrada

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La Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Ponferrada iniciará, el próximo mes, una ronda de contactos con los profesionales médicos de todos los centros de salud de la comarca para establecer un protocolo de derivación de pacientes oncológicos que requieran apoyo psicológico. El objetivo de la asociación es dar a conocer a los médicos de familia el servicio que presta en este sentido para «trabajar de forma coordinada» y poder ofrecer al enfermo de cáncer una atención «multidisciplinar e integral» en la que gane peso un tratamiento psicológico específico del que adolece el sistema público de salud, explica la psicóloga de la AECC en Ponferrada, Tamara Prieto.

El plan fijado por la asociación para llegar al mayor número de enfermos posible y extender la ayuda psicológica forma parte de la acción de refuerzo de este servicio que, desde el pasado mes de noviembre, ha llevado a cabo la AECC. De hecho, en solo diez meses, el número de personas que ha acudido a terapia con la psicóloga de la asociación se ha multiplicado por dos. Han sido alrededor de un centenar en lo que va de año y la tendencia es al alza. La mayoría son enfermos a los que se ofrece orientación y desahogo emocional, pero también familiares, con quienes se incide en la comunicación y en el manejo de las emociones.

La duración de la terapia «suele ser breve, desde las dos sesiones, hasta cinco o seis». «En casos puntuales, se ha podido prolongar más, pero en la mayoría de ellos, en una primera sesión se produce el desahogo, se validan las emociones y se normalizan los sentimientos del paciente», afirma Tamara Prieto. No obstante, todo depende de la persona y de cómo esta afronte la enfermedad. «Ya no es tanto el miedo a la muerte, sino a cómo me voy a morir. El cáncer es muy incierto, no son dos más dos. El mismo tratamiento para el mismo cáncer no funciona igual en todas las personas y eso genera incertidumbre, miedo a lo desconocido y, en consecuencia, malestar y un sufrimiento físico y emocional muy grande», explica la psicóloga.

El inicio de la terapia una vez que el paciente ha sido evaluado es prácticamente inmediato y son los propios profesionales médicos del hospital los que juegan un papel cada vez más importante en la derivación de los enfermos. El primer contacto dentro del hospital suele será a través del despacho de coordinación de voluntariado que lleva Tatiana Carballo. «Ella se encarga de hacer un triaje, una entrevista inicial en la que valora el tipo de necesidad de cada persona», afirma Tamara Prieto. Después ella toma las riendas de la consulta.

«Al haber reforzado el servicio, podemos garantizar que llegamos a todos los pacientes y hemos aumentado la difusión. Además, existe una colaboración y comunicación continua por parte de los médicos, oncólogos y personal de enfermería del hospital, que derivan al paciente o al familiar a nuestra consulta. No existe una derivación protocolaria porque, al final, somos un complemento externo al servicio público de salud, somos una entidad sin ánimo de lucro; pero sí tienen nuestro contacto y ellos mismos recomiendan nuestro servicios», subraya la psicóloga de la AECC.

La inmediatez que se consigue recurriendo a la AECC es otra de las ventajas. El hospital no cuenta con un equipo de psicología específico para enfermos oncológicos. Hay psicólogos sí, pero también mucha demanda y listas de espera. «No suele haber psicológicos especializados en oncología. Al menos, no en hospitales de las dimensiones del de aquí. Se suele derivar a los pacientes a unidades de psiquiatría u otras no especializadas. Por eso, por la falta de recursos para cubrir las necesidades concretas de estos enfermos y sus familiares, es habitual que recurran a entidades como la nuestra para obtener la atención psicológica», detalla Prieto.

La terapia que ofrece la AECC es totalmente gratuita y no requiere de la condición de socio para poder recibirla. Puede pasar una semana o «como mucho dos, en el peor de los casos», para que una persona sea vista por primera vez. «Siempre que tramitan la derivación me pongo en contacto con la persona en cuestión para concretar una cita. Para un enfermo de cáncer, las esperas son agónicas y, de este modo, siente que estamos ahí, que vamos a ser todo lo flexibles que podamos y que vamos a buscar una cita lo antes posible».

No tiene porque existir una sintomatología ansiosa para que una persona requiera atención psicológica. «Es normal que los pacientes se sientan tristes, enfadados o culpables y que tengan miedo. Nadie nos prepara para vivir una situación tan estresante», explica la psicóloga. Es decir, por lo general lo que se producen son alteraciones emocionales ligadas al diagnóstico de una enfermedad grave asociada a la muerte. «En muchos casos no es una patología», insiste. «De hecho, nosotros no trabajamos psicopatología, sino el malestar asociado a la enfermedad. Tocamos aspectos sociales, familiares, económicos, laborales, de autoestima, control y de comunicación».

El refuerzo del servicio psicológico de la AECC pasa también por la puesta en marcha de talleres grupales psicoeducativos para pacientes en tratamiento activo. El primero abordará la fatiga oncológica. Una sesión de 90 minutos para mejorar la calidad de vida.

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