Diario de León

Naturaleza viva hipercentenaria

El Castaño de los Rojos más grande del mundo

Un soto en la localidad de Valiña (Toral de los Vados) alberga un monumental árbol que permaneció desde tiempo oculto a las visitas turísticas y hoy le hace la competencia al Campano de Villar de Acero

imagen del castaño hipercentenario

Ponferrada

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Impresiona por su grandeza; impone por el lugar tan inclinado en el que se aferra con sus raíces a la tierra; cautiva por su belleza; deslumbra por los cientos de años que pueda llevar vivo y enamora por la historia que oculta, calla y cuentan sus vecinos. Aún siendo de tierra de castaños, pocos habrán visto una cosa igual, tan descomunal. Cuesta encuadrarlo en la foto para intentar dar una ligera idea de su magnitud. Por eso, mejor verlo para quedar con la boca abierta.

Se trata del conocido por los lugareños como ‘el Castaño de los Rojos’. Está plantado desde hace muchísimos años en un soto montañoso, situado a poco más de un kilómetro caminando desde el pueblo de Valiña, una bella aldea que mira plácida al río Sil, en el municipio de Toral de los Vados, a tiro de piedra de la frontera del Bierzo con Galicia.

El Campano de Villar de Acero (Villafranca del Bierzo) —considerado como uno de los castaños más grandes del mundo y que figura en el Catálogo de Árboles Monumentales de Castilla y León—, con sus 30 metros de alto (tuvo un percance de nieve en el invierno de 2019 que lo diezmó) y 16 de tronco, es más alto y puede ganar en altitud al Castaño de los Rojos, pero no en grosor, debido a la anchura descomunal de este último.

El Castaño de los Rojos aparece imponente sobre una pendiente de la montaña, en la que es difícil mantenerse en pie si no llevas un bastón o te agarras a las ramas de los arbustos que lo rodean. Es uno de los árboles desconocidos del Bierzo. Si no fuera por la señalización que han colocado los de Valiña, difícilmente se podría localizar, ya que aparece escondido y cubierto por un frondoso bosque de encinos, cubiertos de un impresionante musgo verde, así como robles, escobales y castaños de zona sombría, que crecen de momento libres de plagas.

El Castaño de los Rojos, sin lugar a equivocarse y sin exagerar nada, tiene varios siglos de vida. Si se dice que el Campano de Villar de Acero pudo cumplir 800 años, el de Valiña no se quedaría atrás, y a juzgar por la magnitud del ancho de su retorcido tronco, pudiera incluso ganarle.

La Historia que calla

Como su nombre indica, el Castaño de los Rojos esconde más de una historia de penurias vividas en España tras la Guerra Civil de 1936. En el corazón de este árbol tuvieron su casa y vivieron personas que se vieron obligadas a echarse al monte para no ser víctimas de represalias, de odio y miserias. Eran conocidos como «los rojos», «los huidos».

Cuentan en el pueblo de Valiña que en este castaño vivió y durmió gente. Y, a decir verdad, es fácil de creer porque la gran corteza del árbol, en redondo, es tan grande como las humildes chabolas que se construían en los viñedos para los aperos, o las que usaban los pastores para resguardarse de los calores del verano y los fríos del invierno.

Como en este castaño vivieron «los rojos», de ahí que fuese bautizado por los que lo conocían como «el Castaño de los Rojos». Eso sí, en aquellos años de guerra y postguerra pocos eran los que pronunciaban ese nombre, según se rememora y se confiesa ahora.

El monumental castaño no está explotado en lo turístico. Su salud, a simple vista, es buena. Se encuentra en una pendiente en la que es imposible acceder con un vehículo. Ni tan siquiera en moto o bicicleta se puede llegar a él, justo a su tronco. Por eso, debido a que está en un recóndito lugar y apenas hay un sendero para acceder a pie, en Valiña creen que es uno de los motivos por los que se ha mantenido tan bien durante tanto tiempo.

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