Cocaína, cannabis y alcohol aventajan a la heroína entre los usuarios del CAD

Hace catorce años que el Centro de Atención a Drogodependientes (CAD) del Consejo Comarcal del Bierzo ofrece atención ambulatoria individualizada a personas con adicción a una o varias sustancias estupefacientes y/o alcohol. Un servicio del que se encarga un equipo multidisciplinar del que también forman parte dos psicólogas sanitarias que guían a los pacientes en la difícil lucha contra el síndrome de abstinencia, especialmente a aquellos que forman parte del programa libre de drogas, es decir, el que no contempla el suministro de ningún antagonista opioide, como la metadona. Son adictos a la cocaína, el cannabis, las benzodiacepinas y/o el alcohol que tiene que afrontar la terapia «a palo seco», sin ningún tipo de ayuda farmacológica, según explicaron fuentes del equipo psicológico del CAD. Un grupo de usuarios que va en aumento a un ritmo acelerado, en contraposición al retroceso de los que consumen heroína y están en el programa de mantenimiento con metadona.

«Se está reduciendo mucho el número de personas del programa de metadona y aumentan una barbaridad las de libre de drogas. Estamos hablando de usuarios que llegan aquí con una adicción de años, muy machacados a nivel emocional y con mucha ansiedad. Todos tienen más de 18 años y la mayoría siguen siendo hombres», explicó una de las terapeutas del Centro de Atención a Drogodependientes instalado en Ponferrada. Actualmente, el CAD atiende a 280 pacientes. Fueron 281 en 2020. Las cifras globales se mantienen, por lo tanto, al mismo nivel. Lo que cambia es el perfil del consumidor en cuanto al tipo de droga o drogas que consume.

Entre enero y octubre de este año, 272 personas han participado en alguno de los tres programas de desintoxicación: 140 en el de metadona, 18 en el de Buprenorfina/Buvidal y 114 en el libre de drogas. El año pasado fueron 111 los usuarios de este último programa, porque la tendencia al alza se viene notando desde unos años. En 2020, recibieron metadona 152 pacientes.

También hay que tener en cuenta que la duración de los tratamientos es muy diferente. Mientras que la metadona se acaba convirtiendo, en muchos casos, en un tratamiento crónico, la terapia psicológica para los consumidores del programa libre de drogas suele durar una media de un año, con una sesión por semana y apoyo también del servicio de Salud Mental, con quien «trabajamos mucho en red», apuntaron fuentes del CAD. De hecho, si la presión familiar suele ser la causa principal por la que un adicto a alguna sustancia decide acudir a terapia, hay varios casos derivados directamente de psiquiatría. La pérdida del trabajo o algún procedimiento judicial también están detrás de este primer paso para poner freno a la adicción.

«Se trabaja, sobre todo, el autocontrol emocional, porque es gente muy impulsiva. También hacemos un entrenamiento en resolución de conflictos, habilidades sociales y comunicación, porque están muy a la defensiva», explicó la psicóloga del Centro de Atención a Drogodependientes del Consejo Comarcal. La terapia con estas personas habituadas al consumo de cocaína, cannabis, alcohol, medicamentos psicotrópicos o varios de ellos a la vez también incluye técnicas de relajación y un programa de prevención de recaídas. No obstante, «el cien por cien de los pacientes recae durante la terapia una o varias veces», detalló la terapeuta. Otros la abandonan antes de tiempo y los hay también que vuelven a consumir después de años de control. En estos casos, hay un aspecto que se puede considerar positivo: «No esperan mucho para volver a terapia, por lo que la recuperación es mucho más rápida», aseguró la psicóloga.