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El pasado romano de la comarca

Conocer el Bierzo para entender Roma

El último gran proyecto para hacer un mapa de las calzadas romanas en España destaca la posición de la comarca en el paso del Imperio a Galicia. Otro estudio arqueológico desvela tres pequeños campamentos militares cerca ya de Lugo

Balboa, donde se sitúan dos de los campamentos. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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Los trabajos científicos se quedan a veces en revistas científicas, aunque se puede seguir su rastro en internet. Otras veces son iniciativas que ponen en el mapa el pasado romano de esta comarca más allá de Las Médulas, como el ambicioso plan del Instituto Catalán de Arqueología Clásica, el proyecto Viator-e, que quiere analizar las repercusiones sociales, políticas y económicas de la construcción de infraestructuras de transporte durante varios períodos en el Imperio Romano, y que acaba de nacer en Tarragona con tres años por delante para documentar todas las calzadas romanas, con el Bierzo sobresaliendo en el mapa de las comunicaciones con Galicia.

El Viator-e ha sido concebido como un punto de encuentro donde todos los investigadores sobre las vías romanas pueden ponerse en contacto y compartir sus metodologías y datos. Además, en su web se puede consultar un gran mapa.

Y es que no todo se sabe sobre el pasado romano del Bierzo. Es el caso de un interesante trabajo publicado en Anales de Arqueología Cordobesa, una prestigiosa revista para eruditos, cuyos resultados apenas se han difundido después de un año.

Tecnológico
El proyecto Viator-e tendrá tres años de vigencia y quiere ser un punto de encuentro

El estudio da cuenta de tres nuevos yacimientos que pueden ayudar a entender mejor la conquista de Roma en la comarca, una zona estratégica «en las comunicaciones entre el Noroeste ibérico y la cuenca del Duero», como recalcan en la introducción los autores: Julio Manuel Vidal, del Servicio Territorial de Cultura de la Junta en León; José Manuel Costa García, del Departamento de Historia Universidad de Santiago de Compostela; David González Álvarez, del Instituto de Ciencias del Patrimonio, y Andrés Menéndez Blanco, del Área de Historia Medieval de Universidad de Oviedo.

Los tres recintos fortificados recientemente identificados en las montañas que separan el Bierzo de las sierras del interior lucense son A Cortiña dos Mouros/Campo do Circo, entre Cervantes, en Lugo y Balboa; A Serra da Casiña (Balboa) y As Penas de Perturexe (Villafranca del Bierzo, León). «Como es habitual en los estudios recientes de la Arqueología militar romana, acudimos al empleo de diversas técnicas de teledetección, al estudio morfotipológico de las estructuras, su comparación con el corpus de datos arqueológicos disponibles a escala peninsular para este tipo de enclaves, y a las fuentes clásicas referidas al ejército romano en este ámbito. Así, este trabajo refuerza la relevancia que la Arqueología militar romana ha adquirido en las últimas dos décadas para estudiar la expansión del estado romano en el noroeste ibérico», recalcan los investigadores.

Balboa, donde se sitúan los dos campamentos. ANA F. BARREDO

Durante el estudio de estos yacimientos no se observaron en superficie elementos materiales; por eso se centró en la « caracterización morfotipológica de las estructuras documentadas, que se corresponden exclusivamente con las defensas perimetrales de dichos recintos. Estas no presentan gran complejidad constructiva, puesto que se trata únicamente de parapetos terreros y fosos colmatados. Su sencilla factura, unida a la particular localización de los recintos –todos ellos por encima de los 1000 m de altitud–, refuerzan la hipótesis de encontramos ante recintos de ocupación temporal o estacional», añaden los firmantes del estudio en la revista cordobesa. Los autores piensan que estos tres yacimientos estaban en el tránsito de los romanos entre ambos territorios, «bien fuese en el marco de la conquista romana, bien en tiempos posteriores».

Los yacimientos estudiados no solo presentan un bajo grado de visibilidad sobre el terreno, sino que además están caracterizados por su fragilidad estructural. «Los campamentos romanos fueron concebidos como estructuras temporales e incluso eran destruidos al abandonarse para evitar su reocupación por el enemigo». Todas las evidencias arqueológicas recopiladas en este trabajo fueron comprobadas sobre el terreno con la visita a los yacimientos. «Se trató de una aproximación mediante técnicas no invasivas y respetándose el marco legal vigente en materia de patrimonio cultural, con el objeto de solicitar a las autoridades competentes su inclusión en las cartas arqueológicas», aclaran los autores.

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