Diario de León

Homenaje 40 años despuués

La cuenca minera de Matarrosa no olvida a su cura rojo

Los vecinos, como el alcalde e históricos como Álvarez de Paz o Alonso Buitrón, rememoran los tiempos de lucha social de Javier Rodríguez Sotuela

Paco Doña, Laureano Gómez, José Porto, Javier Rodríguez Sotuela y Rosa Pérez Molina. DL

Paco Doña, Laureano Gómez, José Porto, Javier Rodríguez Sotuela y Rosa Pérez Molina. DL

Ponferrada

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En la cuenca de Matarrosa del Sil ya no hay minas abiertas, no hay mineros, no hay carbón brotando de su interior. El bullicio de aquellas máquinas y personas se apagó, pero entre los silencios abrumadores quedan los recuerdos y la memoria imborrable de un pueblo. Quedan muchas historias por contar de aquellas luchas mineras.

Una de esas cuantas historias se acaba de rememorar —40 años después— con un sencillo homenaje al que fuera su párroco, bautizado por los mineros y sus feligreses como el "cura rojo". Javier Rodríguez Sotuela fue su sacerdote durante una década, en los tiempos duros de las peleas laborales, los años de hierro y fuego de huelgas, encierros y confrontación social. Años en los que las fuerzas del orden y la política nacional, provincial y local actuaba con contundencia.

El cura rojo fue capaz, en aquellos años de inmovilismo, de procesionar los santos con las pancartas sociales de los mineros detrás. Javier Rodríguez decía ayer que el cura tiene que estar con el pueblo y aquellos mineros y sus familias lo necesitaban. Por eso, a la puerta de la casa de alguna de esas familias les hizo aparecer un saco de patatas —sin más—, para llevar mejor aquellos tiempos de contiendas; tiempos en los que no llegaba la nómina a fin de mes por las largas huelgas y había que dar de comer a la larga prole.

El cura rojo —ayer lo confesaba en entrevista con este periódico— fue el que estuvo detrás de la acción de un grupo de mujeres que lanzó cebada a los directivos de una empresa minera. Ese cura, ahora reconocido por el pueblo, fue el mismo que les pidió a las madres y esposas que se unieran a la lucha de los hombres del carbón. A ellas no les podían pegar y su fuerza era irrefutable en la causa social.

Pocos supieron por entonces que uno de los que estaba detrás incitando a la protesta social era este sacerdote. Un hombre que ofició misas desde los 24 a sus 40 años, y que colgó la sotana. Se secularizó, se casó y tuvo un hijo que hoy es un reconocido psicólogo en Barcelona.

El sacerdote, que colgó la sotana a los 40 años, estaba detrás de algunas de las protestas mineras

Ese cura era el mismo que hacía reuniones clandestinas en su casa para preparar la lucha obrera de la cuenca de Matarrosa, de Toreno. Y por eso, una mañana aparecieron las fuerzas del orden delante de su casa y —al correr la noticia por las calles— allí estaban todos sus vecinos para impedir que se lo llevaran con reprimenda.

Ese mismo cura rojo tiene un amigo, también , que para este homenaje y, pese a sus problemas de salud, estaba en primera fila en el salón de actos de Matarrosa, apoyando de nuevo a su colega Javier Rodríguez Sotuela. Ese cura —que también colgó la sotana, llegó a ser gobernador civil de Pontevedra en tiempos de Felipe González, y fue un alto cargo en Bruselas como eurodiputado, que fomentó programas de colaboración internacional de la que hoy disfrutan 70 países— se llama José Álvarez de Paz. A De Paz y a Sotuela le llegaron a negar el pasaporte.

No faltó a la cita del homenaje a Sotuela en Matarrosa otro 'animal político' y sindical que rompió barreras sociales. Conrado Alonso Buitrón fue noticia nacional por ser minero con escaño en el Congreso de los Diputados. Buitrón, curtido en mil batallas, está hoy jubilado en Toreno, pero seguro que no se olvida del denominado "Pacto de la Mantecada", en Astorga, que a finales de la década de los 80 permitió que por entonces su compañero de escaño provincial, José Luis Rodríguez Zapatero, saliese elegido secretario provincial del PSOE, poniendo calma tras una larga guerra intestina por el poder en el partido. Aquella base dio pie a todo lo que deparó después a Zapatero, ahora ex presidente del Gobierno de España.

Han pasado muchos años y el que fuera cura rojo que tuvo que trabajar de delineante en Barcelona y sacar la oposición de educador social, Javier Rodríguez Sotuelo, hoy se dedica a dibujar, a componer y cantar canciones de corte social, a modo de cantautor de aquellos años de carencias de libertades. Este octogenario que vive en paz en las tierras de San Clodio (Lugo) no se anda con paños calientes sobre la situación política actual: "Se nota que en política buscan más la solución a lo personal; hay falta de coherencia y mucha ambición personal". Cree que el actual Papa podía hacer más y no le cala del todo su mensaje social.

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