La demolición total de la presa de San Facundo costará más de 3,5M€

La Confederación Hidrográfica Miño-Sil ya tiene listo el proyecto de demolición de la presa de San Facundo (Torre del Bierzo), de cuya redacción se ha encargado la empresa Control y Geología SA (Cygsa), y lo acaba de sacar a información pública como parte del proceso de evaluación ambiental. El documento eleva hasta algo más de 3,5 millones de euros el presupuesto necesario para el derribo de una infraestructura en desuso que entró en servicio en los años 80 para abastecer de agua a Bembibre, San Román de Bembibre y Albares de la Ribera y que está colmatada de lodos potencialmente contaminantes. La retirada de los mismos, la demolición total de la presa y la adecuación ambiental del entorno serán los pasos a seguir para eliminar este «obstáculo del curso del río» que dejó de ser útil tras la entrada en servicio de un sistema de bombeo directo desde el embalse de Bárcena.

El proyecto recoge la «gran cantidad de condicionantes» que existen para la ejecución de las obras, dado que la presa se encuentra en «un entorno natural de alta montaña». El primero de esos condicionantes es el acceso, por eso será necesario construir uno nuevo y reacondicionar los existentes como paso previo al inicio de los trabajos. La existencia de lodos —se estima en 17.500 metros cúbicos la cantidad de sedimentos acumulados— que únicamente han dejado disponible un tercio de la capacidad original del embalse, el valor ambiental del cauce aguas abajo y la falta de un órgano de desagüe también condicionan una obra de demolición ordenada en varias fases para garantizar, en todo momento, la seguridad ambiental.

Primero se ejecutarán los accesos a la presa y las plataformas de trabajo donde se ubicarán las instalaciones de secado de lodo y tratamiento de los lixiviados. Después se retirarán los sedimentos acumulados en los dos azudes existentes entre la presa y la población de San Facundo. Será la antesala del dragado de los lodos y su bombeo hasta las instalaciones previamente construidas para su tratamiento. Una vez rematada esta fase, se perforará la presa para su vaciado y la posterior demolición. La restauración y adecuación ambiental de la zona será el último paso, con el objetivo de «lograr un paisaje lo más natural posible».

«La demolición de la presa será total hasta la cota del terreno o de la plataforma de trabajo, dejando para fases posteriores la demolición de las partes que queden por encima de la cota del terreno», recoge el proyecto, en el que también se explica que la demolición se ejecutará por medios mecánicos pero que, en caso necesario, podrán utilizarse explosivos.

Con esta intervención, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil pretende eliminar una infraestructura que ha generado gran controversia y hasta una batalla legal entre la pedanía de San Andrés de las Puentes y el Ayuntamiento de Bembibre (titular de la presa) tras el vertido de lodo que se produjo en el año 2009 por la apertura de compuertas para su limpieza y que causó una gran mortandad de peces en el río Argutorio.

Su inutilidad actual y, sobre todo los lodos, son las circunstancias que determinan su derribo como única opción. Mantenerlo en su estado actual, además de peligroso, conllevaría un gasto anual de unos 35.000 euros. De hecho, el propio presidente de la organismo de cuenca ha sido categórico en cuanto al derribo y ha manifestado en más de una ocasión que «el compromiso es firme» y la decisión inamovible.

«La estructura de la presa se encuentra en buen estado desde el punto de vista de su seguridad estructural», recoge el proyecto; pero los sedimentos contenidos, ese lodazal, es potencialmente peligroso porque, además de su «alta plasticidad», presenta «gran acidez» y una «presencia importante de metales como hierro, níquel, zinc y plomo».

La valoración económica

La inversión necesaria para la intervención prevista ronda los 3,5 millones de euros. Es el dragado y tratamiento de los lodos contenidos en la presa lo que conlleva un mayor desembolso. El proyecto contempla más de 750.000 euros para el espesado de esos sedimentos y por encima del medio millón de euros para su dragado, a lo que hay que sumar el coste de su transporte hasta la zona de procesado y su gestión.

La demolición del hormigón propiamente dicha ha sido valorada en algo más de 380.000 euros y se reservan casi 180.000 euros para medida ambientales. Se contemplan, además, más de 240.000 euros para cubrir cualquier imprevistos.