Diario de León

PATRIMONIO

Descubrir la firma 300 años después

La restauración de los retablos de la ermita del Carmen saca a la luz su autoría, Pedro y Antonio de Valladolid, autores de La Virgen del Camino

Ponferrada

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La ermita del Carmen luce aún mayor esplendor como el templo de recibimiento a los peregrinos en Ponferrada. Sus tres retablos barrocos, ausentes de policromía por falta de fondos en tres siglos, brillan ahora gracias a una intervención que ha sacado también a la luz su firma, los hermanos Pedro y Antonio de Valladolid, conocidos por ser los autores del retablo mayor del santuario de La Virgen del Camino.

Construidos hacia 1720, según explica el párroco Miguel Ángel Pérez, el retablo mayor está erigido a la Virgen con una imagen antigua de bella factura a la que acompañan a un lado una talla del apóstol Santiago y al otro una de San Nicolás de Flüe, ambas ya mucho más recientes. Los otros dos tienen a Santa Teresa y San José como figuras centrales, conformando los tres un espacio de culto que, como tantos, sufría de los males de la carcoma como consecuencia del paso del tiempo y la falta de ventilación.  

La restauración, según explica Pedro Antonio Andrés, uno de los tres responsables de los trabajos que ha llevado a cabo la empresa Restaurart, ha consistido en un primer momento en eliminar la carcoma e hidratar la madera, a lo que ha seguido la reposición de algunas piezas y elementos decorativos que se habían ido perdiendo con el paso del tiempo.  

¿Y por qué se sabe que son de Pedro y Antonio de Valladolid? Este restaurador, que ya ha intervenido en otros retablos de estos dos artistas como en Fuentesnuevas, explica que son fáciles de identificar por algunos detalles como los blasones o las rocallas y también por la división en tres partes decorativas de las columnas. «No hay duda», insiste.  

Los tres retablos de la ermita del Carmen están hechos en nogal, castaño y chopo del país que, curiosamente, es el que mejor ha resistido el paso del tiempo pese a ser la madera de menor dureza.  

La intervención, además de la restauración de algunos elementos y la aplicación de un tratamiento contra la carcoma, se ha centrado en dar brillo a la madera a base de ceras naturales y anilinas, explica Pedro Antonio Andrés.  

Pedro y Antonio de Valladolid cobraron por el trabajo en La Virgen del Camino 8.000 reales y además se llevaron el retablo viejo, según el libro sobre el santuario que escribió José González Fernández. El viejo retablo, curiosamente, está en Mozóndiga, donde también ha trabajado la empresa Restaurart. Lo que no se sabe es lo que cobraron por las obras en Ponferrada de las que se ha sabido su autoría 300 años después.

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