Diario de León

Detienen al ciberestafador berciano ‘Lupin’ en una discoteca de Madrid

Un soplo al 091 permitió a la policía dar con su paradero y llevaba consigo 12.000€ en efectivo

Jorge Arias Fernández a su llegada a los juzgados de Ponferrada en julio de 2019. L. DE LA MATA

Jorge Arias Fernández a su llegada a los juzgados de Ponferrada en julio de 2019. L. DE LA MATA

Ponferrada

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En Madrid fue detenido por la Guardia Civil por primera vez, en julio de 2019, y en una discoteca del centro de la capital de España volvió a ser apresado en la madrugada de ayer, esta vez por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. El berciano Jorge Arias Fernández ‘Lupin’ —considerado el mayor ciberestafador de la historia del país pese a tener solo 25 años— estaba en busca y captura y el aviso de un ciudadano que llamó al 091 permitió a la policía poner fin a su huida. En el momento de la detención, alrededor de las seis de la mañana, llevaba consigo 12.000 euros en efectivo, según confirmaron fuentes de la Policía Nacional a este periódico. Actualmente, Jorge o Jordi Arias Fernández tiene en vigor ocho reclamaciones judiciales por estafas emitidas por juzgados de Ponferrada, Elche, Guadalajara, Albacete, Cádiz y Madrid. Llegó a tener 25 requisitorias en vigor cuando fue detenido en 2019.

La detención de ‘Lupin’ —así apodado en honor al ladrón de las novelas de Maurice Leblanc, Arsenio Lupin, en el marco de la investigación policial que llevó a su detención hace más de dos años— se produjo en la discoteca Shoko de la calle Toledo de Madrid. Lo delató otra persona que estaba en el mismo local y que le reconoció después de haberle visto en un programa de televisión, según informaron fuentes policiales a la agencia de noticias Europa Press.

Y es que su nombre ha copado páginas de periódicos y espacios televisivos después de haber estafado a más de 2.400 personas a través de Internet por la venta de productos, principalmente electrónicos, a través de una red de tiendas online fraudulentas. Se llegaron a detectar 30 diferentes, todas gestionadas por este ponferradino y sus colaboradores, y llegó ingresar 300.000 euros al mes. Grandes cantidades de las que solía alardear en sus círculos más cercanos. Según la investigación policial, podría haber llegado a estafar 900.000 euros.

Los productos que Lupin ofrecía a los clientes que, en muchas ocasiones, captaba en famosos portales de compra-venta online y redirigía a sus web fraudulentas —calcadas de tiendas totalmente legales y de prestigio, incluso con logos y nombres de marca— eran sobre todo videoconsolas y teléfonos móviles, aunque también aires acondicionados o combustibles para la calefacción. Las víctimas adquirían un producto que nunca recibían y con el tiempo fue perfeccionando su método para conseguir datos personales y bancarios de los afectados, llegando incluso a vaciar las cuentas de algunos estafados.

Las empresas surgían y desaparecían en cuestión de horas o días sin dejar rastro y Lupin no operaba solo, tenía una red de colaboradores a sueldo que se encargaban de crear las páginas web y de captar a las personas que abrían cuentas bancarias a su nombre para después ponerlas a disposición del estafador. A su informático le pagaba unos 25.000 euros y al encargado de captar a las denominadas ‘mulas’, alrededor de 7.000 euros, según recordó ayer Europa Press.

Las ‘mulas’, a veces jóvenes captados en zonas marginales, eran fundamentales para que el entramado funcionara. La web fraudulenta en la que el cliente compraba el supuesto producto le forzaba a elegir la transferencia bancaria como única forma de pago posible y ese dinero iba a las cuentas de destino creadas por los colaboradores. Entre ellos, una lotera a la que había convencido para que abriera una cuenta bancaria y se la cediera a cambio de comprarle 80 décimos de lotería que le fueron intervenidos en su primera detención.

Lupin manejaba cientos de cuentas bancarias y también muchos números de teléfono. Todo para no dejar rastro. Con el perfeccionamiento de su técnica de estafa llegó, incluso, a ponerse en contacto con su víctima tras conseguir sus datos personales para que esta se instalara una aplicación móvil con la que supuestamente podría hacer un seguimiento del pedido. En realidad, era una herramienta del estafador para desviar todos los mensajes de texto que recibían sus víctimas y acceder así a datos bancarios que le permitían firmar transferencias y efectuar cargos en las tarjetas de crédito. También extraía el dinero en cajeros automáticos después de asociar dichas tarjetas a las cuentas bancarias creadas por sus ‘mulas’.

Obsesionado con la seguridad

Jorge Arias Fernández se tomaba muy enserio su seguridad. Antes de ser detenido en 2019, residía en hoteles y apartahoteles, algunos de los cuales pagaba con antelación para un tiempo determinado y abandonaba antes de tiempo. También utilizaba diferentes identidades y controlaba sus movimientos para tratar de evitar ser localizado. Si alguno de sus colaboradores intentaba engañarle o veían algún movimiento extraño, Lupin no dudaba en contratar a sicarios para amenazar o dar una paliza a quien considerase que no había cumplido.

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