
«Devolver al Camino lo mucho que el Camino me ha dado a mí». Esta es la filosofía con la que trabajan los hospitaleros voluntarios de los albergues de peregrinos. Figura indispensable para el buen funcionamiento del engranaje jacobeo que ayer fue homenajeada en el albergue de peregrinos San Nicolás de Flüe de Ponferrada. En uno de sus muros se colocó a mediodía una placa conmemorativa con motivo del 25 aniversario de los hospitaleros voluntarios de la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago y, al mismo tiempo, se conmemoró igualmente los quince años de su llegada a la capital berciana de la mano de María Asís (Brasil) y José Luis Antón (Madrid).
Estas dos personas fueron el germen, el origen de la actividad hospitalera en la capital berciana que ha ido creciendo de forma progresiva y actualmente el albergue de peregrinos de Ponferrada recibe anualmente a unos 70 hospitaleros que trabajan —generalmente durante dos semanas cada uno— de manera altruista y totalmente desinteresadas en aquellos albergues donde no se pide al peregrino más que no donativo.
Este es el caso de Ángel de Lucas y Dolores de la Fuente. Un matrimonio de Guadalajara que lleva nada menos que quince años —exactamente los mismos que cumple el albergue San Nicolás de Flüe— viniendo a Ponferrada para colaborar en el buen funcionamientos del inmueble y la atención a los peregrinos que hacen parada en él de camino de Santiago de Compostela.
«Yo hice el Camino y en todo este tiempo le he querido devolver lo que he aprendido», aseguró quien ese ya uno de los hospitaleros más antiguos, acompañado, eso sí, de su mujer. «Lo hacemos con justo, todas las experiencias que hemos vivido son positivas y venimos a Ponferrada porque nos gusta mucho la ciudad y aquí nos encontramos muy a gusto», explicó Dolores.
Fueron estos dos hospitaleros, junto al secretario de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en el Bierzo, Miguel Ángel Pérez, los encargados de descubrir la placa conmemorativa.