Diario de León

Una eminencia científica defiende la gran necesidad de la captura de CO2

El americano Edward Rubin apuesta por relanzar el proyecto de Ciuden en el Bierzo.

Instalaciones de la Ciuden en Cubillos del Sil. L. DE LA MATA

Instalaciones de la Ciuden en Cubillos del Sil. L. DE LA MATA

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dl | Ponferrada

Las políticas contra las emisiones de CO2 que emite el carbón se contradicen y afectan directamente a los intereses del Bierzo y el resto de la provincia. El proyecto de captura de CO2 que la Ciuden tiene en marcha en Cubillos del Sil y que languidece año a año es más que necesario para los intereses de la humanidad si se pretende frenar el calentamiento global. Lo acaba de decir uno de los mejores científicos conocedores de la materia, el americano Edward Rubin.

Este investigador y eminencia científica viene a decir que, lograr una reducción de las emisiones mundiales a gran escala para estabilizar el planeta en no más de dos grados de aumento de temperatura, pasaría necesariamente por la captura de CO2 de las plantas de combustibles fósiles.

Rubin ha dedicado su carrera profesional a investigar la captura, transporte y almacenamiento del CO2 emitido por las centrales térmicas desde la Universidad Carnegie Mellon (EEUU), y ha estado liderando este campo de investigación en los informes del panel intergubernamental de expertos de cambio climático de la ONU.

En una entrevista con Efe coincidente con su visita a Madrid como jurado de los premios Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, Rubin subraya que «la inmensa mayoría de los modelos climáticos no conciben una reducción de emisiones rápida, como la que se han propuesto hacer los países mediante el Acuerdo de París, sin la captura y el almacenamiento geológico del CO2».

«El carbón no se va a dejar de usar de la noche a la mañana, ni tampoco el gas que, aunque en menor medida, también emite notablemente, por lo que ni con grandes avances en energía eólica o solar veo que puedan disminuir las emisiones más de un 80% a mediados de siglo sin captura», explica el científico, que en ningún momento ha estado relacionado con ninguna iniciativa privada para la aplicación de esta técnica. «Vivimos en un mundo adicto a los combustibles fósiles, donde resulta muy difícil desenganchar a sociedad de los mismos pese a la gravedad del cambio climático», agrega.

Rubin asegura que desde hace décadas existe conocimiento científico lo suficientemente robusto como para poner en marcha la captura, transporte y almacenamiento de CO2, y que si no se han desarrollado instalaciones que lo hagan es por la falta de regulación que incentive las inversiones. «Hace una década se hicieron algunas inversiones de anticipación, ya que las empresas pensaron que se les iban a exigir esfuerzos relevantes para no contaminar, pero en cuanto se agotó la perspectiva de una acción política fuerte en esta materia se dejó de invertir», aclara.

Parte de esas inversiones se ejecutaron precisamente en España, donde la Comisión Europea concedió 180 millones de euros al proyecto de captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) en Compostilla, la planta de Endesa situada en Cubillos de Sil, que quedó interrumpido en 2013, en parte por la caída de los precios de los derechos de emisión en la UE. «Poner en marcha estas instalaciones requiere una inversión importante que no tiene razón de ser si no hay una regulación potente para luchar con el cambio climático que incentive estas inversiones, como podría ser un precio disuasorio a las emisiones», indica.

Como ejemplo de cómo la regulación orienta el mercado y las inversiones el profesor Rubin cita el caso de los catalizadores que se instalaron en los tubos de escape de los coches después de que los gobiernos regulasen las emisiones de los vehículos. «Hay una demanda natural por la electricidad y un negocio detrás, por eso cuesta menos apostar por ir suministrando esa creciente demanda con renovables. Sin embargo, no habrá esa demanda por reducir emisiones sin que haya una regulación fuerte detrás», explica.

A diferencia de las renovables, la captura de CO2 no sólo no genera electricidad sino que la consume, por lo que su única razón de ser es «que se penalicen por ley las emisiones». Si esto ocurriera, el científico afirma que «no hay ninguna barrera científica ni tecnológica» actualmente que impidiera hacerlo.

China, de hecho, acaba de poner en marcha el primero de los ocho proyectos de captura de carbono a gran escala que piensa desarrollar a lo largo de este año. Rubin dice no conocer en profundidad estos proyectos, pero apunta como posible barrera para los mismos la falta de datos geológicos existente en el gigante asiático para el posterior almacenamiento en tierra del CO2 capturado.

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