Diario de León

Arte

El escultor ponferradino de la Corte

Manuel Félix López tuvo una importante actividad en Madrid en el siglo XIX. Es conocido por sus pasos de la Semana Santa

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F. Castro | Ponferrada
León

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Ponferrada recordará este próximo sábado a uno de sus artistas más ilustres, al cumplirse 200 años de su nacimiento. El primer dato existente sobre Manuel Félix López es el registro de su bautizo en la Basílica de la Encina, fechado el 21 de noviembre de 1819. Pero poco se conoce de la trayectoria que le lleva hasta Madrid, donde tres décadas después era un artista de prestigio, al que la Real Hermandad de Jesús Nazareno recurre para renovar sus pasos procesionales.  

En una revista de 5 de octubre de 1887 se le nombra en un artículo titulado El arte religioso como «D. Manuel Félix López, escultor natural de Ponferrada (León) y discípulo en Madrid de D. Francisco Pérez. Concurrió a la Exposición Nacional de 1871 con un bajo-relieve representando la Conversión de San Pablo».  

El primer problema para seguir su rastro es que en Madrid, como en una parte notable de España, el patrimonio religioso quedó seriamente diezmado por los ataques perpetrados a las iglesias durante la República y la Guerra Civil. Pero sí se conoce algo de su trabajo civil. De la mano del doctor Pedro González Velasco —médico que fundó en 1876 el Museo Nacional de Antropología— realizó la parte escultórica de una serie de estudios anatómicos distribuidos por las facultades de Medicina de España para impulsar la enseñanza en una época en la que no se ponían muchas facilidades para el uso de cadáveres. Aún hoy se conservan en los museos de estos centros de formación de Santiago de Compostela o Granada alguna de estas piezas que forman parte de la historia de la Medicina en España.  

En el libro Reseña histórica de los trabajos anatómicos del doctor don Pedro González Velasco (Madrid, 1864) el propio doctor Velasco explica su proyecto: «Procuré dar impulso a mis vaciados, valiéndome de una persona competente. Destiné un departamento de mi casa para la escultura anatómica encargada al distinguido y modesto artista don Manuel Félix López, la pintura a los Sres. D. Manuel Gómez y Don Manuel González, proponiéndome hacer todo género de esfuerzos y dispendios a fin de volver a dar vida a la escultura anatómica».  

En lo religioso Ponferrada custodia dos tallas suyas. La Real Hermandad de Jesús Nazareno tenía un problema en el siglo XIX. Durante la invasión francesa su patrimonio había sido diezmado y los pasos realizados para sustituir los destruidos eran de escasa calidad y probablemente de pequeño tamaño, como lo prueba el San Juanín que nunca se sustituyó (1814). En el acta del 21 de febrero de 1852, de la entonces denominada Junta de Oficio de cofradía, se toma la decisión de renovar una de sus imágenes: «Don Isidro Rueda propuso que, necesitando la Hermandad una buena efigie de Nuestra Señora de Dolores y residiendo en Madrid el escultor don Manuel Félix López, hijo de este pueblo, era de opinión que, aun a costa de cualquier sacrificio, se le encargara la efigie. Tomada en consideración se acordó comisionar al señor Valdés, para que le escribiera y pida noticias sobre su coste.» El 13 de marzo, en otra reunión, según el acta, el señor Valdés leyó una carta del escultor: «el coste de la imagen, computados todos los gastos, ascendería a cuatro mil reales poco más o menos», y la junta decidió: «habida consideración a la necesidad que tiene la cofradía de una buena imagen, a la circunstancia de ser el escultor hijo de esta villa, y al crédito que goza en su arte, se acordó por unanimidad encargar la imagen».  

Cuando se recibió la nueva imagen los cofrades quedaron muy satisfechos y dieron otro paso adelante: «la mala escultura del Jesús aparece hoy peor, al lado de la nueva imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Esta causa, la circunstancia de ser el escultor hijo de esta villa, la de haber remitido una obra que tanto satisfizo a la Hermandad (…) hacen necesario un nuevo sacrificio para completar el trabajo de años anteriores. (…) A este fin acordó dar comisión a los señores capellán y mayordomo para que remitan al escultor don Manuel Félix López, la imagen del Jesús, con el objetivo de que la reforme, si tiene compostura; de que utilice lo que, a su juicio, pueda servir; o, en su caso, que la haga nueva y en actitud de llevar la cruz a cuestas».  

Aunque le enviaron la imagen vieja, tal y como habían acordado, esta no tenía arreglo posible y se optó por adquirir la nueva. Ese Jesús Nazareno es hoy el titular de la cofradía, y procesiona cada Viernes Santo, por la mañana en el Encuentro para reunirse con la Soledad en la plaza de la Encina y por la tarde en el Santo Entierro. Manuel Félix, tras concluir las obras, fue inscrito en la cofradía como «hermano sin tener que pagar cuotas», lo que hoy podría considerarse como un hermano de honor.

 

Encuentro con cuatro siglos de historia

ANA F. BARREDO

■ La Soledad y el Nazareno protagonizan cada mañana de Viernes Santo el Encuentro en la plaza de la Encina. La talla del Jesús procesiona con un cordón con borlas obra de un proveedor del Palacio Real del siglo XIX madrileño, lo que sitúa a Manuel Félix en el entorno de quienes trabajaban para este histórico edificio.

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