Las excavaciones de la Junta y las obras de la Diputación salvan la zona

El castro de la Peña del Hombre era hasta hace poco más de un lustro un enorme montón de piedras desordenadas entre la maleza en lo alto de una elevación en Paradela de Muces. La Asociación de Amigos del Castillo de Cornatel y el propio Ayuntamiento de Priaranza alertaron en su momento de la importancia del yacimiento y tras unas primeras catas en 2012 para tratar de datar el yacimiento, fue en 2016 cuando la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Las Médulas, comenzó las excavaciones arqueológicas, primero en forma de campo de trabajo con voluntarios, para ponerlo en valor. La Dirección General de Patrimonio ha apostado en las últimas campañas por hacer el castro visitable y ahora ha sido el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación provincial el que ha encabezado una inversión de 116.092 euros.

Situado a más de mil cuatrocientos metros de altura en las estribaciones de los Montes Aquilanos, el Castro de la Peña del Hombre, también llamado de Coba de Moura, recuerda Hispania Nostra, consta de un conjunto defensivo formado por un foso, una muralla de tres metros de anchura y los restos de una torre circular de proporciones elevadas. En el interior del castro quedan evidencias de viviendas circulares.

Hispania Nostra recuerda que los hallazgos arqueológicos ha permitido confirmar el origen perromano del castro. Pero también en la zona de Paradela de Muces ha aparecido «una espada de lengua de carpa incrustada en roca que pudo ser fabricada a finales de la Edad del Bronce». El castro protegía y controlaba el paso de personas desde la Meseta a la actual Galicia cuando el río Sil hacía de barrera natural. En época romana, esta función la asumió la fortificación que ocupó el actual emplazamiento del castillo de Cornatel, al que pudo servirle de cantera.