La farmacéutica de Bembibre dice que estaba muy nerviosa

La imagen dentro de la sala fue ayer otra. Fernando y Vanesa ya no tuvieron las sillas uno al lado del otro sino a cierta distancia. Todo después de la primera jornada en la que ambos prestaron declaración, cada uno defendiendo sus posicionamientos sobre el caso.

Desde Ponferrada se tomó ayer declaración a la farmaceútica de Bembibre a la que la acusada pidió auxilio de madrugada después de, supuestamente, ser secuestrada por tres jóvenes, entre ellos su expareja, lo que ya dijo que era mentira.

La farmacéutica, tras ratificar lo que ya afirmó en su declaración en el juzgado, dijo que los hechos fueron sobre las cuatro de la mañana. «Tocaron el timbre y vi una mujer nerviosa. Decía que querían matar a su hijo». Acto seguido, sin abrir la puerta y sólo viendo a la joven por una pequeña ventana —habitual de noche en muchas farmacias— llamó al 112. Contó a la fiscal que los primeros que llegaron fueron unos agentes de la Guardia Civil y que vio que la acusada tenía «una media o algo así» en el cuello y restos de celofán en las muñecas. «Estaba sin zapatos y decía frases sin mucho sentido», añadió.

A lo largo de su declaración aseguró también que nunca dijo que había sido un secuestro ni escuchó nombres. «Sólo decía él, él». También sostuvo que no vio pegamento por ninguna parte de su cuerpo.

En la segunda sesión también prestaron declaración dos trabajadoras de la Casa de Acogida de Burgos en la que Vanesa pasó dos semanas tras los hechos. Su labor no pasó de asistencia como víctima. «Era una mujer tranquila y no dio problemas», señaló una de las profesionales. A preguntas de la defensa, la otra trabajadora reconoció que «no tenía problemas informáticos para hacer un currículum».