Diario de León

En jaque la producción de pera

VÍDEO | Los fruticultores recurren al humo para salvar el fruto de las heladas

Han empezado a prender grandes pacas de paja para mantener la temperatura en las fincas de perales

Los fruticultores controlan el proceso en todo momento. DL

Los fruticultores controlan el proceso en todo momento. DL

Ponferrada

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Cinco noches bajo cero y especialmente dura la que medió entre el sábado y el domingo, cuando el termómetro llegó a caer por debajo de los menos cinco grados. De nuevo las heladas de estas alturas del año ponen en jaque la producción de pera en el Bierzo. Tras otro invierno suave, la floración se ha adelantado y la drástica caída de las temperaturas durante las últimas madrugadas amenaza el fruto. Pero este año hay un elemento diferencial con respecto a los anteriores: el fuego o, mejor dicho, el humo. Se ha empezado a extender entre los fruticultores del Bierzo Bajo la práctica de prender grandes pacas de paja para generar una intensa humareda que crea una capa protectora, una especia de colcha sobre los árboles, y permite minimizar el impacto de las heladas, ganando hasta dos grados.

La idea se ha copiado de otras zonas agrícolas de España donde está práctica está generalizada. Ya la pasada campaña empezaron a hacerlo algunos agricultores del Bierzo y, en los últimos días, entorno a una decena de productores de pera con parcelas en Carracedelo, Posada y Narayola han recurrido al humo para tratar de evitar el desastre. Pasan la noche en las fincas controlando, primero, las temperaturas y en cuanto estas caen por debajo de los 0,5 grados negativos, la vigilancia se traslada al fuego. De momento, «se están viendo resultados», reconoce el director técnico de la Asociación Berciana de Agricultores (ABA), Pablo Linares.

En una tierra de minifundio, recurrir a sistemas antihelada es demasiado costoso y, salvo contadas excepciones, las pequeñas parcelas del Bierzo no están protegidas. Una torre antihelada está diseñada para resguardar una superficie de entre cinco y siete hectáreas de árboles frutales, pero en el Bierzo esas extensiones son, prácticamente, inexistentes. Los fruticultores reúnen esas dimensiones, sí, pero repartidas en cinco o seis parcelas diferentes ubicadas en zonas distantes entre sí. Quemar pacas de paja es más asequible y permite proteger el fruto. Son pacas de hasta 200 kilos que se consumen lentamente durante toda la noche.

Una colcha protectora
El aire denso evita que el humo suba y este crea una manta capaz de mantener el calor que irradia el suelo

Daniel Franco es uno de los agricultores que ha recurrido a este sistema. Tomó ejemplo de la experiencia de un fruticultor de Verín (Orense) que, en 2017 —el año de la gran helada que devastó el campo berciano— consiguió salvar buena parte de la cosecha con temperaturas similares a las registradas en la comarca. El propio presidente de la Denominación de Origen de la Manzana Reineta, Agustín Valcarce, fue uno de lo pioneros en utilizar este método en el Bierzo, ya con las heladas del año pasado. Y es que suman tres años consecutivos de iguales condiciones climáticas que arruinan las cosechas.

Daniel Franco ha comprado dos camiones de pacas de paja de grandes dimensiones para proteger sus plantaciones en Posada. En cuanto la alarma de la Estación de Avisos Agrícolas alerta de que la temperatura ronda los cero grados, empieza a recorrer las parcelas con el termómetro en la mano. «Cuando marca 0,5 grados bajo cero, prendemos la paja y nos pasamos la noche de parcela en parcela controlando que todo va como tiene que ir», explicó. Así ha pasado los últimos días. La madrugada más dura de todos, la del domingo, cuando la temperatura cayó hasta los cinco bajo cero, volvió a casa a las 8.00 de la mañana.

«Si no hacemos nada, el fruto se quema por dentro», se lamentó. «Quiero creer que esto va a dar resultado», añadió. De momento, es pronto para hacer balance de daños, pero ya aventura que las temperatura nocturnas de los últimos días se dejarán notar mucho en la producción final. Para contrarrestar el efecto, además del humo, también aplican abonos y aminoácidos durante el día.

De momento, se están quemando pacas de paja en las parcelas de perales, ya que la floración de los manzanos todavía no ha empezado y son menos sensibles. «Lo que funciona no es el calor del fuego, sino el humo. Como el aire de la helada es denso, el humo no sube y crea una colcha que evita que el calor que irradia el suelo, el que ha acumulado durante todo el día, no se pierda o se quede a la altura de los árboles», explicó el director técnico de la ABA.

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