Diario de León

Un peligroso rescate

El guardia civil de Ponferrada que es un héroe en Torrevieja

Alejandro Valls, de 26 años, salva la vida de una madre y sus tres hijos, vecinos suyos, que dormían sin percatarse de que su vivienda estaba ardiendo

Imagen cedida por la Guardia Civil del lugar afectado por el incendio. EFE

Imagen cedida por la Guardia Civil del lugar afectado por el incendio. EFE

Ponferrada

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Alejandro Javier Valls tiene 26 años y ya puede decir que ha salvado la vida de una familia entera. Este joven guardia civil ponferradino, residente en Torrevieja (Alicante) y todavía en prácticas, se ha convertido en un héroe en las últimas horas a ojos de la sociedad, pero hace un mes que ya lo es para sus compañeros y vecinos. ¿Por qué? Porque estando en su casa, fuera de servicio, vio como de un piso superior al suyo salían llamas y caían cenizas al patio de luces. Sin pensarlo dos veces, subió las escaleras, derribó la puerta de entrada de la vivienda que estaba ardiendo y alertó a una madre y sus tres hijos menores de edad de lo que esta sucediendo, ya que los cuatro estaban durmiendo en sus respectivos dormitorios sin ser conscientes del peligro.

Si bien los hechos se produjeron en noviembre, no ha sido hasta ahora cuando la Guardia Civil ha hecho público el caso, justo cuando el ya héroe se encontraba en su tierra. A Ponferrada había regresado por Navidad, aunque ya ha tenido que volver a su primer destino. En Torrevieja se estrena como guardia civil y aquí prevé estar alrededor de un año. Desde luego, huella ha dejado en la ciudad y, sobre todo, en su vecindario. Asegura que actuó por impulso, sin pensarlo dos veces, y que volvería a hacerlo igual. Lo de ayudar al prójimo para él es vocacional y por ello se siente «reconfortado» tras la acción que lo ha encumbrado cuando su carrera no ha hecho más que empezar a andar.

Cuando las llamaradas que salían del piso superior resplandecían en el patio de luces y los restos de madera quemada caían hasta el suelo, Alejandro salió al rellano, corrió hacia arriba y tras varios intentos por alertar a los inquilinos, ante la falta de respuesta, no dudó en tirar la puerta y acceder al interior. Además de alertar a la familia, acompañó a los cuatro hasta el exterior —hacia un lugar seguro mientras el fuego continuaba devorando la cocina y provocando varias explosiones sucesivas— y avisó al resto de vecinos, al servicio de emergencias y a los bomberos.

«Fue todo muy rápido. Por suerte no pasó nada y solamente hay que lamentar daños materiales», asegura. Pero lo cierto es que no fue cuestión de suerte. Más de bien de valentía, empuje y determinación. Las suyas. Suerte, sí, para su vecinos. La suerte de tenerle cerca. De hecho, todos siguen residiendo en el mismo inmueble y la vida en este rincón de Torrevieja continúa igual gracias a Alejandro Javier Valls.

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