Diario de León

Los monjes de Samos influyeron en el paisaje y los cultivos del Bierzo

Un estudio analiza la evolución de las propiedades del monasterio que llegaban hasta la comarca

Imagen reciente del monasterio de Samos, en Galicia. DL

Imagen reciente del monasterio de Samos, en Galicia. DL

Ponferrada

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La ordenación del paisaje berciano, sus cultivos y su forma de entender la agricultura, tiene mucho que ver con el monasterio de Samos, en la provincia de Lugo.

Así lo atestigua un estudio que acaba de publicar en una prestigiosa revista un grupo de investigadores de las universidades de Santiago de Compostela, La Coruña, Newcastle y St. Andrews y del CSIC que demuestra que el comienzo de la formación del paisaje que rodea al monasterio de Samos se inició durante la Edad de Hierro, mucho antes de su fundación, y que este se extendió desde allí a otras zonas de Galicia y el Bierzo.

Los detalles del estudio, que se han publicado en un artículo en Journal of Archaeological Science: Reports , constatan que los períodos Bajomedieval y Modernos representan los momentos de mayor actividad en la reconfiguración del paisaje de Samos, evidenciando como el monasterio actuó como agente de ordenación del territorio en Galicia y en el Bierzo.

«El monasterio se erigió durante la Edad Media en uno de los más poderosos de toda Europa y tenía posesiones en diversos lugares de Galicia y el Bierzo», apuntan desde lo proyecto Arpamed —en el que se enmarca la investigación—, liderado por el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela José Carlos Sánchez Pardo.

La abadía benedictina de Samos se documentó por primera vez en una inscripción que data del año 665 d.C. y que registra una renovación por parte de Ermefredo, obispo de Lugo, aunque el sitio pudo haber sido fundado ya en el siglo VI. Samos gozó de protección real desde el siglo VIII, convirtiéndose en uno de los monasterios más ricos del noroeste ibérico durante la Edad Media, y tuvo muchas propiedades en Galicia y la zona del Bierzo hasta el siglo XIX, cuando la mayoría de estas fincas fueron entregadas a propietarios legos.

Para el estudio, por una parte, se tomaron muestras de siete secuencias pedosedimentarias en los alrededores de la abadía en 2017, y también se analizaron documentos antiguos.

«Los monasterios fueron importantes centros de poder a lo largo de la historia, algunos de ellos, abarcando posesiones a lo largo de amplias regiones geográficas. Estos eran centros religiosos pero también cumplían importantes funciones sociales, culturales, agrícolas y mismo industriales», añaden los firmantes del artículo a la hora de justificar la relevancia de la investigación.

En el estudio de las secuencias de sedimentos de los alrededores de la abadía de Samos se combinaron los resultados de la sedimentología, la geoquímica y la palinología con un estudio detallado de los recursos agrarios de la documentación medieval y moderna. «En Samos se han producido intensas transformaciones ambientales y geomorfológicas relacionadas con la tala de bosques, el cultivo de cereales y muy probablemente también la construcción de terrazas desde al menos la Edad del Hierro». El análisis palinológico evidenció un patrón de mosaico en la gestión del territorio con predominio de los campos de cereal y el bosque de castaños en esos momentos. Al analizar los textos medievales y modernos tempranos asociados con el monasterio, fue posible también apreciar el papel significativo de las plantaciones de árboles frutales como los huertos de manzanas, así como cultivos como la vid y el lino.

Los dos textos utilizados fueron El Tumbo de Samos , que es una compilación de donaciones, transferencias y otros documentos de sucesión relacionados con todas las posesiones de la abadía en el noroeste de Iberia que datan de 785-1209 d. C. y se compiló a principios del siglo XIII. Actualmente se encuentra depositado en el Archivo Histórico de la Universidad de Santiago de Compostela.

Algunas tierras y propiedades se describen detalladamente, mientras que otras se enumeran simplemente con el nombre de su pueblo o parroquia y mediante la identificación del otorgante, y el propietario anterior, o el inquilino que ocupó o usó ese inmueble.

La segunda fuente escrita, Los Apeos de la feligresía de Samos , se conserva en el Archivo Histórico Nacional de España. Fue redactado por un escriba real en 1660 para definir la propiedad que pertenecía a los monjes en el corazón de su amplia jurisdicción en la parroquia de Samos. Un apeo es una demarcación escrita de una propiedad que puede comprender una o varias parcelas agrícolas y edificios en poder de un propietario específico. Del texto se recogieron datos como los nombres del propietario y del arrendatario, los límites de la propiedad, el área, el tipo de cultivos, el tipo y número de árboles y si había muros de cerramiento. El análisis de esta fuente escrita no solo brindó información sobre cómo se distribuyó y utilizó la tierra de cultivo en el pasado, sino que también permitió reimaginar sus características físicas.

Noemí Silva Sánchez, del INCIPIT-CSIC es la primera autora del trabajo que también firman Tim Kinnaird (St Andrews), Marcos Fernández Ferreiro (USC), Estefanía López Salas (UDC), Sam Turner (Universidad de Newcastle) y José Carlos Sánchez Pardo (USC).

El monasterio de Samos perteneció a la orden de los beneditinos que, junto con otras órdenes monásticas como el Císter, tuvieron un gran peso en la expansión de los cultivos de vid y manzanos en toda Europa. Al Bierzo, también.

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