Diario de León

AUMENTA EL NÚMERO DE EJEMPLARES

El oso y la colonización del Bierzo

Medio Ambiente ha constatado su presencia, en el último año, en ocho municipios poco habituales, como son Arganza, Oencia, Toreno, Noceda, Balboa, Sobrado, Molinaseca e Igüeña.

Un ejemplar de oso pardo cantábrico, en una fotografía de archivo. EDUARDO MARGARETO/ICAL

Un ejemplar de oso pardo cantábrico, en una fotografía de archivo. EDUARDO MARGARETO/ICAL

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maría carro | ponferrada
Ponferrada

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Hace tan sólo unas semanas, un estudio liderado por un grupo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIF) y publicado en la revista Global Change Biology alertaba de que la población de osos pardos que habita en la Cordillera Cantábrica podría verse reducida a la mitad en los próximos 50 años por el efecto del cambio climático en los recursos de los que se alimenta. Los osos se verían obligados a emigrar hacia zonas más humanizadas en busca de comida. Movimientos que, desde luego, no son ajenos a esta especie ya en la actualidad; aunque ahora motivados por el importante crecimiento que la población ha experimentado en los últimos años. Hasta en ocho municipios bercianos donde su presencia no es común han sido vistos ejemplares de oso en el último año.

Son, generalmente, machos jóvenes que emprenden el viaje a territorios desconocidos, no incluidos en zonas tradicionalmente oseras. Buscan cubrir sus necesidades vitales de refugio y alimentación. También las hembras reproductoras se mueven, aunque, en este caso, el margen territorial es mucho más reducido, con movimientos más cortos y más condicionados por su lugar de nacimiento. Según los datos recopilados por el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en el último año, se ha tenido constancia de la presencia esporádica de oso pardo en los municipios de Arganza, Oencia, Toreno, Noceda, Balboa, Sobrado, Molinaseca e Igüeña. Espacios poco habituales que se han sumado a aquellos de asentamiento de la especie dentro de las fronteras del Bierzo y que no son otros que los términos municipales de Fabero, Vega de Espinareda, Candín, Peranzanes, Páramo y Palacios y del Sil y Villafranca del Bierzo.

«El mayor número de datos de presencia de la especie se registra en el ámbito de la subpoblación occidental de la especie», especifican fuentes de la Administración autonómica, que se encarga, directamente, del control de la población con los datos recabados por los agentes medioambientales, los celadores de las reservas de caza y las patrullas de la Fundación Patrimonio Natural; así como aquellos participados por entidades como la Fundación Oso Pardo. «En 2018, en la provincia de León se han conseguido 920 datos confirmados de presencia de la especie», certifica el Servicio Territorial de Medio Ambiente.

Si bien los machos jóvenes los protagonistas de las nuevas conquistas territoriales, el papel de las hembras reproductoras es crucial, principalmente porque son ellas las que establecen su hábitat en un lugar concreto, convirtiendo espacios de paso en lugares de residencia. «Posiblemente, gran parte de los datos de presencia que se han recogido en el Bierzo se deben a desplazamientos de machos buscando nuevos territorios, pero no se puede negar que la distribución de hembras reproductoras en todo el Noroeste de la provincia es cada vez más homogéneo y hace tener la esperanza de que se vean favorecidas nuevas zonas de reproducción para la especie», explican los servicios técnicos de Medio Ambiente.

En la actualidad, los ejemplares de oso pardo se distribuyen por todo el norte de las provincias de León y Palencia, con incursiones puntuales de ejemplares dispersantes en las provincias de Zamora y Burgos. Siempre tomando como marco de referencia la comunidad autónoma de Castilla y León, en la que el área de ocupación de la especie es de, aproximadamente, 9.000 kilómetros cuadrados. La vigilancia y la compensación de daños ha conseguido que, prácticamente, desaparezcan del todo la muertes no naturales de ejemplares.

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