Diario de León

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Ponferrada reabre bares: «No somos el problema, somos parte de la solución»

Los clientes siguen prefiriendo las terrazas aunque ya puedan sentarse dentro de los locales

Carlos Rodríguez ‘Terciopelo Azul’ durante su turno en La Destilería, en Obispo Osmundo. L. DE LA MATA

Carlos Rodríguez ‘Terciopelo Azul’ durante su turno en La Destilería, en Obispo Osmundo. L. DE LA MATA

Ponferrada

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«No somos los culpables de esta situación», dice Carlos Rodríguez Terciopelo Azul al teléfono mientras se prepara para incorporarse al turno de tarde en La Destilería, uno de los bares más queridos de Ponferrada, en la zona alta de la ciudad. «No somos el problema, somos parte de la solución», añade poniendo en su boca una consigna generalizada entre el sector de la hostelería; la pandemia no se propaga dentro de los negocios que cumplen las normas de seguridad. «Solo hay uno, dos o tres que no las cumple. Y si alguno lo hace mal que vayan a por ellos. La gran mayoría lo que queremos es trabajar».

Ponferrada reabrió ayer el interior de sus bares y restaurantes —apoyar los codos en la barra todavía no está permitido— después de 14 días de cierre y una vez que la incidencia acumulada del casos de Covid se ha situado por debajo de los ciento cincuenta casos por cada cien mil habitantes. Pero a lo largo del día, con el sol y el aumento de las temperaturas, la mayoría de clientes siguió prefiriendo el aire libre de las terrazas para consumir.

Entre las excepciones estaba La Destilería, que con un aforo limitado de 20 personas en el interior de un local adornado con toda la iconografía del Bierzo y Ponferrada que ha fidelizado a tantos clientes, registró durante la mañana un setenta y cinco por ciento de la ocupación permitida en su interior. «La gente ha venido con ganas de pisar el interior del local, porque en la barra todavía no se puede consumir. Hay ganas de volver a la normalidad», dice Rodríguez, resignado a tener a dos de sus trabajadores en ERE, posiblemente hasta que en septiembre la vacunación se haya generalizado, porque la hostelería es hoy un negocio ruinoso. «Nosotros ingresamos el 40 por ciento de lo normal». Y eso son pérdidas a final de mes. «Tratamos de perder lo menos posible, eso es todo», añade el popular barman y locutor radiofónico después de lamentar que el sector no esté recibiendo ayudas. «Cuando lleguen será tarde para muchos que ya han tenido que cerrar».

Negocio ruinoso

«Tratamos de perder lo menos posible a final de mes, eso es todo», dice Carlos Rodríguez

En la zona baja de la ciudad, con las terrazas de la plaza de la República Argentina con una buena ocupación, en la vecina calle de Fueros de León, una cafetería como el Ikebana echa de menos el horario nocturno. Cuando el periodista entra a media mañana, no hay ningún cliente en el interior del local, Todos están en la terraza. «Lo que necesitamos es que nos dejen abrir en nuestro horario, hasta la una y media de la noche», dice al otro lado de la barra y mientras ofrece un arroz caldoso como pincho María Elena Gayo. «Está demostrado que la hostelería no es el problema. Que nos dejen trabajar en nuestro horario, sino la gente se va a hacer fiestas.». En ese momento llega una camarera que termina el argumento. «Y entonces sí que va a haber contagios...»

La barra, a falta de clientes, está llena de tazas y vasos retirados de la terraza. Y María Elena, igual de resignada que Carlos Rodríguez está convencida de que en cuanto pase el estado de alarma, la Junta de Castilla y León volverá a cerrar el interior de la hostelería. «Esto dura abierto una semana», sentencia. Y cuando el periodista, que toma nota entre cucharadas de arroz caldoso, va a pagar su consumición, escucha una frase que de vez en cuando se oye en todos los bares. «A esta invita la casa».

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