Diario de León

Sacyl obliga a un anciano con ictus a ingresar a 200 kilómetros de la familia

Sufrió el infarto cerebral, lo operaron e ingresó en Valladolid; pero le han trasladado al Bierzo

Carmen Campelo se ha tenido que trasladar a Ponferrada para cuidar a su hermano. L. DE LA MATA

Carmen Campelo se ha tenido que trasladar a Ponferrada para cuidar a su hermano. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Hasta el 5 de enero Patricio era un hombre de 78 años totalmente independiente que iba y venía entre Ponferrada, su lugar de residencia, y Valladolid, donde vive su única familia. Pero el 5 de enero un ictus lo cambió todo. Estaba en casa de su hermana Carmen, en Valladolid, donde había pasado la Navidad y tenía previsto permanecer hasta después de Reyes. Y fue eso, no estar solo, lo que le salvó la vida. Y que no esté solo es, precisamente, por lo que tienen que luchar ahora sus sobrinas; porque después de debatirse entre la vida y la muerte en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, donde permaneció ingresado 20 días, Patricio fue trasladado forzosamente al Hospital El Bierzo, que es el centro que le corresponde según el protocolo de Sacyl, ya que en Ponferrada está su residencia. Pero en Ponferrada, Patricio, que ya no es un hombre independiente, no tiene a nadie que lo pueda cuidar.

El 5 de enero, cuando su hermana Carmen se percató de que algo iba mal, una ambulancia trasladó a Patricio al Clínico de Valladolid. Fue ingresado en estado grave en la Unidad de Ictus, pero su salud empeoró con el paso de las horas y tuvo que ser trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y operado. En la UCI estuvo doce días y, después, pasó a planta; pero su estancia en este centro hospitalario tenía los días contados y pese a los intentos de la familia por flexibilizar un protocolo que ninguno entiende, en contacto directo con la trabajadora social del Hospital Clínico Universitario, Patricio tuvo que regresar a Ponferrada.

El 25 de enero, una ambulancia trasladó a este paciente al Hospital El Bierzo, donde sigue ingresado a día de hoy. Su hermana, que tiene 72 años y ninguna otra familia en la capital berciana, se movió con él; pero la situación es ya insostenible para dos personas mayores sin más apoyo. Por eso, el mismo 25 de enero empezó la lucha de las dos sobrinas de Patricio con una burocracia poco humanizada, en palabras de una ellas.

Humanidad es lo que pide la familia a la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León para que su tío vuelva a ser ingresado en el Clínico, de donde consideran que nunca debió salir. No saben cuánto tiempo más durará el ingreso, pero sí que el proceso de recuperación después de un ictus es largo y necesitará rehabilitación. Su deseo es que todo esto se lleve a cabo en Valladolid, porque es allí donde Patricio puede estar atendido y la familia se puede apoyar en su cuidado.

Entre el llanto y el enfado y la casa de su hermano en Ponferrada y el hospital. Así pasa el día Carmen. Sus hijas, que trabajan y tienen a sus familias en Valladolid, la acompañan el fin de semana que pueden; pero ese apoyo es insuficiente para «una mujer que también tiene sus achaques», explica su hija Patricia, que ha iniciado una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org con la que trata de abrir una brecha en el rígido aparato administrativo.

«Lo único que queremos es cuidar de nuestro tío, porque no tiene a nadie más. Todo esto no tiene sentido ninguno», asegura la joven, enfadada por «la falta de empatía» de Sacyl. «No me vale con que digan que hay un protocolo, porque algo se podrá hacer. No era necesario moverle de Valladolid, aquí estaba bien. Los pacientes deberían ser lo más importante y estar por encima de cualquier regla sin sentido. Pedimos humanidad, no queremos que mi tío se encuentre solo en los momentos que tiene de lucidez», afirmó Patricia.

«Estando en Valladolid todo sería más llevadero. Ahora mismo, mi madre pasa el día con mi tío pero no puede quedarse a dormir. Ella también necesita descansar. La situación de mi tío no es la mejor, aunque conoce y habla, tiene el lado izquierdo paralizado y secuelas importantes, con momentos en que no sabe donde está y desorientación», explica Patricia en un relato parcial sobre la situación del paciente ingresado en la segunda planta del Hospital El Bierzo.

Han vuelto a hablar con los servicios sociales, en este caso del centro asistencial berciano, pero la familia asegura no tener respuestas a nada ni saber qué va a pasar con Patricio. Quieren que se valore su grado de dependencia y se tenga en cuenta su situación y también están preocupados por la situación de Carmen, a la que «no le quedará más remedio que ir y venir» entre Valladolid y Ponferrada si al final no consiguen el traslado que piden.

«Cambiemos los protocolos, el bienestar de las personas es lo primero y las administraciones deberían ponerse de acuerdo entre ellas para que determinadas decisiones no afecten a los pacientes», recoge el escrito con el que la sobrina de Patricio argumenta la recogida de firmas. Lo hace a 200 kilómetros de su madre y su tío, que siguen en un hospital al que llegaron hace algo más de una semana sin saber en qué acabará todo.

La noticia ha revuelto las entrañas de la presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente, Carmen Flores, que se ha posicionado claramente del lado de la familia y ha enviado un escrito dirigido al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y al consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez.

«No entendemos algo tan inhumano. Dicen que es un protocolo, pues vaya porquería», afirma sin tapujos la presidenta de la asociación, criticando duramente «el traslado de personas que viven solas en su lugar de residencia y que son dependientes». «¿Hay que pedir firmas y humanidad en una sanidad Universal? ¿Hay que requerir a la prensa para cumplan ustedes con su obligación del deber de socorro?», pregunta El Defensor del Paciente.

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