Diario de León

Vidrieras

Un sol y flores de cardo para cantarle a la vida

El esfuerzo del Campus de Ponferrada por mantener la vidriera de la capilla del antiguo hospital emociona a su autor, Muñoz de Pablos, que participará en la iluminación de la pieza el día 30 de este mes

Ponferrada

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Carlos Muñoz de Pablos tenía 29 años cuando realizó la vidriera del Hospital Camino de Santiago de Ponferrada. Ahora tiene 83 y lo que era un centro asistencial es un campus universitario. 54 años después ha cambiado el continente, el contenido y el contexto del inmueble, pero la vidriera de la antigua capilla del hospital continúa presidiendo la fachada principal del edificio e iluminando de colores el último piso. Siempre ha estado ahí desde 1967, pero su presencia suele pasar desapercibida. Una obra de arte escondida pese a ocupar un lugar a la vista de todos. Eso es la pieza artística que Muñoz de Pablos diseñó para la capital berciana y que la Universidad de León ha querido poner en valor justo cuando el Campus de Ponferrada cumple un cuarto de siglo.

De su limpieza se han encargado los artistas del vidrio Rogelio Pacios y María Lombardero, con el apoyo de Ángel Girón, y el día 30 de este mes será iluminada, como antesala a la inauguración del año académico. El objetivo es darle la notoriedad que merece y ese gesto es, precisamente, lo que emociona a su autor. «El respeto a la arquitectura, pese a haber cambiado el uso del inmueble, me parece emocionante y elogioso. En este país, siempre estamos tirando y destruyendo cosas muy valiosas por ese afán por lo nuevo. Y para que el patrimonio pueda tener trascendencia no se puede destruir», defendió el maestro vidriero Carlos Muñoz de Pablos.

La obra estaba integrada en el proyecto arquitectónico encargado por el Instituto Nacional de Previsión, que fue el primer organismo oficial de la Seguridad Social, y el autor hizo varios bocetos diferentes a escala y en color. El elegido representa «un canto a la energía, una simbología de la vida», recuerda. Una temática muy apropiada para su ubicación en un centro hospitalario y que también se adapta perfectamente al uso actual de edificio como centro educativo.

«Es un tema sencillo pero muy expresivo: Un sol con vegetales. Quería hacer algo que se entendiera de una manera muy rápida. Cumplió su función en la sanidad y ahora cumple una simbología del conocimiento, que es lo que da la universidad. A fin de cuentas, los dos ámbitos están dentro del humanismo», subrayó.

El proyecto fue realizado en el taller que el artista tiene en Segovia (Vetraria) con la técnica del hormigón. «Los vidrios son muy gruesos, tienen más de 20 milímetros, y el colorante está en la masa, no tienen pintura. No está vitrificado porque no tiene grisalla. No es como una vidriera historiada pintada a fuego. Son grandes teselas traslúcidas y coloreadas hechas en horizontal, con hormigón armado y una armadura de ferralla. En definitiva, se convierte en un paramento arquitectónico, algo muy sólido», explicó Muñoz de Pablos.

La vidriera del Campus de Ponferrada está fraccionada en 30 paneles de un metro cuadrado cada uno y tiene dos visiones estéticas diferentes. «Por fuera parece un mosaico, porque la luz le da frontalmente, y por dentro es una vidriera, porque se ve a contraluz. Es muy interesante», detalló el artista segoviano, que participará en el acto de iluminación del día 30 organizado por la dirección del Campus.

«La temática está claramente vinculada a la flora de la comarca. Se representa un atardecer con flores de cardo en color morado, tan característico en esta planta, coronado por un monumental rosetón en dorado y ámbar que representa un cálido sol. Además de los distintos tonos de morado, el artista utilizó vidrios incoloros en las composiciones florales. Se entiende que con el fin de dar más luminosidad al conjunto», desgranó el artista berciano Rogelio Pacios.

Mientras que en la base y la parte central se observa bastante ornamentación, algunos paneles periféricos están prácticamente ciegos, salvo por pequeñas salpicaduras de vidrios también de color morado dispuestos de manera aleatoria. El resultado es una pieza única que en su día iluminó el rezo de quienes imploraban salud y hoy alumbra el camino de quienes persiguen el conocimiento.

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