Diario de León

«Tenemos el miedo en el cuerpo»

El sentir de los vecinos del pueblo es de incredulidad y claman justicia.

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León

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Cacabelos era ayer un hervidero de comentarios de todo tipo entorno a la trágica muerte de uno de sus vecinos. Incluso llegó a circular el bulo sobre más de una falsa detención. Pero lo que más pesaba y se respiraba en el ambiente en los numerosos corrillos era el miedo. Hay miedo por lo sucedido, especialmente entre las personas de mayor edad. Lo resumía un hombre de gran corpulencia al preguntar entre alguna de las personas que acudieron al sepelio: «Sí hay miedo y lo tenemos metido en el cuerpo». Y uno de sus compañeros de corrillo apostillaba: «Hasta que no se detenga al que fue aquí no se descansará; la gente está muy intranquila».

Esta intranquilidad era también corroborada por muchos otros. Y así, algunos se aventuraban a pronunciar hipótesis y sentencias, típicas de la zozobra que ha generado una muerte a cuchilladas cerca de sus casas. «Hay gente muy desalmada, que es capaz de matar a sangre fría; ya no se puede fiar uno de nadie y casi da no se qué saludar a un cualquiera por ahí que no conozcas», reflexionaba otro vecino de la villa del Cúa, indignado con lo que le hicieron a Antonio González. Una persona que era muy conocida, querida y que hacía la vida normal de un jubilado que acude por las mañanas a tomarse un vino y departir con los amigos, y por la tarde a jugar la partida de cartas.

Casi todos los consultados se inclinaban por aventurar que el móvil fue el robo de dinero, pero acto seguido hacían el siguiente comentario: «Es una cosa muy rara, porque ahora nadie tiene dinero en casa, lo tiene en el banco». Y entrelanzando la conversación, en ese mismo corrillo hubo quien apostilló lo siguiente: «Sí, es verdad que hay poco dinero en casa, pero hoy hay también quien mata por bien poco dinero». Así, entre esas frases cruzadas de vecinos que conocían al fallecido y acudían a despedirlo al entierro sonó la exclamación de una mujer mayor: «¡Ay Dios!».

Moviéndose de corrillo en corrillo los comentarios eran muy parecidos: «¡Esto es la hostia! Le queda a uno muy mal cuerpo, porque puede haber alguien que es capaz de matar a sangre fría». También hubo quien proponía medidas de precaución: «¡Habrá que poner cerradura en la habitación!».

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