Diario de León

Historias con historia

Todavía hay quien es un hombre-orquesta

El artista holandés Di Stephano pasó ayer por Ponferrada camino de Santiago de Compostela subido en su bicicleta, su gran compañera de vida

Di Stephano, ayer, fotografiado cerca de la avenida del Castillo, a primera hora de la mañana. DL

Di Stephano, ayer, fotografiado cerca de la avenida del Castillo, a primera hora de la mañana. DL

Ponferrada

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Apenas sabe alguna palabra en español, pero se intuye a primera vista que uno está ante un gran artista. Esa bohemia que ayuda a entender otra forma de pasar por este mundo. Llegó ayer a Ponferrada y se dirige a Santiago de Compostela.

Es el último hombre-orquesta. Di Stephano viaja por España con una bicicleta con un gran tambor como parachoques, que completa tocando al mismo tiempo el saxofón ante quien quiera escucharle.

Su móvil, que tiene una carcasa muy gastada, señal de que hay cosas más importantes, es la única forma de comunicarse con él más allá de la música. En la pantalla de su teléfono escribe su nombre y su contacto a través de su página web, www.distephano.nl , que delata su origen holandés.

En su rincón en Internet, donde se presenta como ganador de la Rosa Dorada Roosendaal de 2019, dice que toca un repertorio diverso, «completamente sin baterías ni enchufes». También actúa como malabarista y payaso de globos. Su nombre real es De Jongleur de Grave, según se desprende, y ha sido, según una tarjeta que también entrega a quien quiere escucharle, director del Circo Tijdgeest.

Viaja a Santiago pero no sabe cuántos días estará en Ponferrada. Su historia se encuentra también en la web del Centro de Conocimiento del Patrimonio Inmaterial de los Países Bajos. Allí cuenta que aprendió a tocar copiando a Koperen Ko de Almelo, «un artista legendario que me explicó cómo armar las cosas y también compró mi primer tambor. Después de eso fue práctica y más práctica para realmente aprender a tocar», dice.

Di Sthephano va de ciudad en ciudad. Vive de tocar en la calle y recoger las monedas que, amablemente, le dan quienes se sientan en una terraza o pasan por la calle. Que empiece la música.

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