Diario de León

Los despoblados del carbón (1- Albares de la Granja)

Se vende poblado minero en ruinas

Las viviendas de Albares de la Granja están entre los lotes de bienes de Uminsa que salen a subasta por la liquidación de la empresa Sin precio de salida, el Ayuntamiento de Torre descarta pujar por unas ruinas convertidas en una carga

En la casa grande vivían el empresario y el facultativo de la mina. L. DE LA MATA

En la casa grande vivían el empresario y el facultativo de la mina. L. DE LA MATA

Ponferrada

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No tiene precio. Nadie se atreve a ponérselo al poblado minero de Albares-Estación a los pies de La Granja de San Vicente en Torre del Bierzo; una doble hilera de edificios en ruinas construidos hace setenta años para alojar a los mineros de Antracitas de la Granja, abandonados en la década de los setenta y divididos ahora en 26 propiedades de entre 162 y 209 metros cuadrados para salir a subasta pública dentro del proceso de liquidación de Unión Minera del Norte (Uminsa), la empresa que en 2004 compró la mina y sus instalaciones interesada en hacerse con el cupo térmico de la explotación.

No tiene precio. Y tampoco está claro que aparezca alguien interesado en la puja. Al menos no lo está el Ayuntamiento de Torre del Bierzo, que sí acudirá a la subasta para hacerse con algunas fincas urbanas de Uminsa en la cabecera del municipio. «El poblado de Albares sería una carga para el Ayuntamiento», decía ayer el alcalde, Gabriel Folgado. «No podríamos afrontar una inversión que sería muy superior al precio que pagáramos y seguramente tendríamos un informe desfavorable de Intervención». Así que lo más probable es que, salvo que aparezca algún antiguo residente que se deje llevar por la nostalgia y compre las ruinas de su vieja vivienda (hay 24 referencias catastrales de 162 metros cuadrados y dos de 209 metros), el poblado de Albares-Estación, también llamado Albares de la Granja, podría entrar en un limbo legal —no ser de nadie— si se consuma la desaparición de Uminsa sin un nuevo comprador para lo que queda de los bloques de viviendas mineras y la casa grande del empresario y el facultativo de la mina.

Y en su momento fueron buenas viviendas, recordaba hace unos días en este periódico María Ángeles Cebrones, que creció en el poblado edificado al lado de las vías que cruzan el túnel del lazo junto a su familia en la casa-estación del factor de Renfe, ya desaparecida. Todas las viviendas, levantadas a finales de los años cuarenta por el empresario minero Alfredo Alonso Tascón, tenían agua corriente, electricidad y saneamiento. Un lujo para la época. Hoy ya no quedan ni los azulejos de los baños, también se han llevado las cocinas de carbón, y tan solo la casa grande del empresario y el facultativo —una ruina espléndida con una escalera interior y un ventanal donde se echa de menos su antigua vidriera— se ha convertido en escenario de los reportajes de bodas de la fotógrafa de Bembibre Milagros Olano.

El administrador concursal de Uminsa, que busca reunir fondos para afrontar los 82 millones de euros de deuda que deja la sociedad minera, ha sacado a subasta 66 propiedades en Torre del Bierzo, incluidos terrenos rústicos y urbanos, lavaderos y escombreras de otras explotaciones como Minex, Campomanes o Mina Adelina, también adquiridas en Torre, San Andrés de las Puentes, Santa Cruz de Montes o Cerezal de Tremor por el dueño de la empresa en liquidación, el omnipresente Victorino Alonso. Pero ninguna de esas propiedades encierra tantas historias cotidianas como las paredes del poblado de Albares, una ruina fabulosa donde llegaron a vivir medio millar de personas, con su escuela y su economato, y que demuestra lo difícil que es ponerle precio a la memoria.

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