Diario de León
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León

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JAVI Debería estar escribiendo esto con un nudo en la garganta, pero en cambio lo hago con un profundo y enorme sentimiento de agradecimiento. Agradecimiento hacia ti por haber permitido que fuera tu amigo, por haber hecho que un grupo de viejos conocidos se transformara en un grupo de nuevos amigos, pero amigos de verdad, de los que dan lo que sea por el otro o los otros, por habernos hecho pasar ratos inolvidables a tu lado, destilando esa fina ironía que era tu santo y seña, por esos certeros comentarios sobre el tema en el que estuviéramos inmersos, por un sinfín de cosas más que han hecho de ti esa persona tan querida. Sé que estés donde estés vas a leer esta humilde, pero sincera carta y sé que me sacarás mil comentarios javierinos a ella, pero eso me hace sentirme aún más orgulloso de presumir de tu amistad, y como creo hablar en nombre de tus colegas de Colegio me permito decir que nos has dejado cojos, que desde que dejaste de venir a componer este enredado mundo los viernes, nunca nos acostumbramos a tu ausencia y siempre esperábamos que el próximo viernes estarías allí para hablar de los últimos resultados del Barcelona y de tu querido Real Madrid, para charlar sobre los últimos disparates políticos, para ensalzar a tus adorados gatitos o para cualquier tema que se abordara. Y por todo ello estamos enfadados contigo por dejarnos huérfanos antes de tiempo, nos dejas sin el exquisito placer de tu columna semanal, de tus excelentes investigaciones plasmadas luego en maravillosos libros, de ese saber hacer las cosas de forma sencilla y sin egolatría; pero también confiamos que nos esperes allí donde estés y nos vayas guiando sin perder ni un ápice de tu sarcasmo, porque donde tu vayas seguro que es un lugar en el que se encontrará a raudales paz y alegría, tú no puedes estar en otro sitio distinto, seguro que allí seguiremos teniendo nuestra tertulia y podremos tener más tiempo para nuestras confesiones, risas y todo lo que se nos ocurra. Y mientras tanto nos consolaremos con los recuerdos de esos ratos y pensando que nos estarás viendo y tomando notas para tu columna, nunca dejes de escribirla, y guardándolas como recordatorio de lo que hicimos aquí. Y aunque sea muy ridículo, me viene a la cabeza lo que le decían a tu admirado Juanito y te lo aplico a ti, “illa, illa, Javi maravilla”. Te queremos y te echamos de menos, amigo.

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