Diario de León
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León

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Buenos días, les envío una reflexión basada en mi experiencia laboral en banca, sector que acabo de abandonar por voluntad propia tras años de injusticias. Dejo a su valoración si se debe publicar como carta al director, o podría ampliarla y hacer un artículo de opinión. Gracias. "Me dice el chaval del banco que me cobra por ingresar, por una transferencia, por la tarjeta... ". Seguro que han oído eso muy a menudo últimamente en el bar o en casa de algún amigo. Como treintañero ex empleado de banca actualmente en paro por voluntad (y dignidad) propia, me gustaría hacerles partícipes de la mayor injusticia que la banca ha cometido en toda su historia, preferentes y rescates aparte, y ésta ha sido con nuestra generación. Quizás usted no sepa que esos "chavales y chavalas", tremendamente formados y capaces, que intentan darle el mejor servicio y ponen la cara ante los abusos de las entidades, perciben un salario corriente, seguramente mucho más bajo de lo que se imagina. Tenga por seguro que si todos los empleados del banco tuvieran esos sueldos, las entidades no tendrían que cobrar tantas comisiones, aun en un escenario de tipos bajos como el actual. Pero pese a todas las prejubilaciones de los últimos años (uff, esto daría para otro artículo...) aún existen en el sector muchos trabajadores, a los que solemos llamar cariñosamente "mulas, dinosaurios, etc..." Pueden detectar a esos empleados sin estudios ni capacidades fácilmente: actualmente entre los 45 y los 60 años, desganados, no muy serviciales e incluso apáticos, tremendamente ineficientes, en ocasiones chulescos, y que a veces dan más trabajo al resto de compañeros del que solventan. Pueden encontrarlos tanto en oficinas como en los servicios centrales, casi siempre cerquita de su domicilio debido a sus contactos internos, no a su merecido desempeño. Su gran logro fue ser empleados de banca en una época de salarios irracionales e insostenibles, y debido a sindicatos egoistas, injustos politizados y corruptos, mantienen actualmente dichos sueldos, que como mínimo duplican, e incluso quintuplican a los de los jóvenes, que son los que realmente mantienen las entidades a flote a base de, quizás no sangre ni sudor, pero créanme si les aseguro que muchas lágrimas. Puede que algunos de ustedes les tengan simpatía porque "lleva toda la vida" y porque "total, ya le queda poco para prejubilarse". Cada uno es libre de opinar y actuar en consecuencia. Pero piensen, que son ustedes los que van a pagar con sus comisiones esos excesos de sueldos, y que el día que tengan un problema, tengan por seguro que esos empleados no van a mover un dedo por resolvérselo. Sólo les voy a pedir que, cuando se quejen, con razón, lo hagan tratando con respeto a los chavales del banco. Se lo merecen

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