Una Comunidad Autónoma “fake” sumamente lesiva para León.

La comunidad autónoma de Castilla y León, esa que a diario sufrimos los leoneses, y salvo algunos cárteles que la disfrutan, también muchos de nuestros vecinos castellanos, es una comunidad “fake”. Puede que esté legalmente constituida, pero todo lo demás es mentira. Nacida con un déficit de legitimidad, desde el nombre, hasta el preámbulo de su Estatuto, pasando por parte de su articulado, son inexactos, no se cumplen o son directamente falsos. Empecemos por el nombre de Castilla y León. Solo es verdad lo de “León”. Efectivamente la Región Leonesa está adscrita a ese ente, pero lo de Castilla es ya la primera mentira. ¿Algo donde no están ni Madrid ni Toledo puede ser llamado Castilla? Lo dudo. Alguien podrá decir que el “Castilla” del nombre se refiere a Castilla la Vieja, región histórica y con solera de España. Pero tampoco. ¿Se puede llamar Castilla la Vieja a algo donde no está su fachada marítima, Santander, ni la que dicen la cuna de su lengua, Logroño? También lo dudo. Y seguimos con el preámbulo de su estatuto. Quien no tenga nada que hacer y caiga en la perversión de leerlo (ese fue mi caso una noche de indigestión de garbanzos), comprobará con estupor un desatinado resumen cronológico de la historia de las Coronas de León y Castilla. Inicialmente ordenas de esta manera, con el transcurrir de la Historia acaban originando una unidad de destino en lo universal, metafísicamente ineludible, que es la comunidad de Castilla y León. En el preámbulo se leen perlas como la siguiente: “También en tierras leonesas y castellanas se pusieron en pie las primeras universidades de España. Valladolid y Salamanca rivalizan en el honor de ser la más antigua”. Y no contentos con la trola, van y la justifican: “La primera [Valladolid], pues se considera heredera del Estudio General que Alfonso VIII de Castilla creo en Palencia en 1208.” Tiene bemoles. ¿Qué opinan en Palencia de este dislate? ¿Es que hay que estar constantemente tergiversando y manipulando para que Valladolid sea el centro de la Creación? No voy a ir artículo por artículo del disparatado texto estatutario, pero si quiero dejar en el aire solo algunas preguntas más al respecto de algunos artículos obviados. A falta de valentía para fijar una capital el artículo 3.2 del estatuto dice: “Una ley de las Cortes de Castilla y León determinará la ubicación de los organismos o servicios de la Administración de la Comunidad, a propuesta de la Junta, atendiendo a criterios de descentralización, eficacia, coordinación de funciones y a la tradición histórico-cultural.” ¿El criterio de descentralización se refiere a que no estén todas las Consejerías en el mismo barrio de Valladolid? Parece que sí, y así se ha hecho, para que luego digan. ¿En León, cuna del parlamentarismo, no hay tradición histórico-cultural de acoger las Cortes? Se ve que no, que el artículo realmente hay que entenderlo en el sentido de que los organismos hay que ubicarlos lo más cerca posible de la industria automovilística que es a lo que se refiere el legislador por “tradición histórico-cultural”. De la lengua leonesa, el artículo 5.2 dice que “será objeto de protección específica”, mientras que el 5.3 dice del gallego que “gozará de respeto y protección”. Vamos, que como dice el propio Estatuto no debemos esperar respeto al leonés, aunque sí protección, para que no nos quejemos. ¿Qué más queremos? Pues nada, ahora que toca votar a Caudillo de Castilla, al legítimo defensor de los intereses de los cárteles de la automoción y la viticultura, vayamos todos a las urnas sepias cual corderitos. Y sumamente agradecidos, pues por fin los corderos lechales leoneses han entrado en la denominación de origen “lechazo de Castilla y León”. Castilla y León no solo es una aberración y una mentira, es algo terriblemente lesivo para los leoneses.